miércoles, 26 de abril de 2017

JARAL DE PEÑAS A LOS CUERNOS DE LA LUNA

                          

El domingo de atrasito en la feria de San Marcos, la que musicalmente un chileno Juan S. Garrido la vistió de popularidad. Don Juan Pedro Barroso flamante  criador de toros de lidia que es una especialización  que va mucho más allá de ser ganadero, mandó  una corrida de toros, que no de búfalos ni de cabezas espanta lidiadores, lo que sí en esencia y en balance, era un encierro que va a marcar diferencia con los que salgan y con los que han salido años atrás, la aseveración no cuesta trabajo, pues el respaldo es contundente dado las  turbinas que traían pa’ que despegaran los toreadores a los cuernos de la luna, los toros de la sangre emblemática, unos más y otros mucho, fueron VIP  como el  lidiado en tercer sitio por el peruano Andrés Roca Rey, ‘Bable’ un toro bien cortado, casta  y bravura en las credenciales y diploma en la academia del torero para el grado que cursa y cuando se da alimón el éxito entre toro y torero la sociedad se reparte a tostón, lo que es mucho por donde se le quiera ver, a Diego Silveti le salió la bravura del segundo ‘Cudillero’ que traía una lectura pa’ la partitura que pedía leer abajo pa’  poder subir pa’ arriba, que es donde estaban las orejas que eran de oro y se hicieron de carnicería, le salió  en quinto lugar ‘Tío Julio’ muy bien ayudado en su ropaje, largo, franco, que debió de haber sido exigido hasta que el de la dinastía hubiera cincelado su nombre con letras inolvidables, lo que no todos dicen sucedió   y no olvidemos el primero de la tarde  de Arturo Saldívar, ‘Sidrero’, claro y con emoción que buscaba  le sacaran la bravura a relucir, aquí queda esto como una constancia a Jaral de Peñas, por un encierro que traía unas ocho orejas y algunos rabos listos para irse al taxidermista y eso sí es digno de resaltarse y por ello lo hemos hecho amén de que uno de sus toros en representación de todos, se adjudicó la encomienda de regresar indultado a la ganadería a platicar el triunfo.


Un indulto es algo muy serio y no exento de polémica y lo es, porque lleva implícito muchas cosas, que van desde el buen juicio del juez que dio el veredicto, sobre él casi siempre cae un rosario de sospechosismo, de porque lo hizo, la posibilidades son múltiples, empezando por la más natural que lo debería de ser en orden de importancia; que el toro se lo merecía, saltando a que el juez se dejó presionar o por el público o por el empresario, lo que a su vez llega hasta a considerar el interés que el ganadero tiene de conservar ese toro, para mandarlo a padrear y la decisión u opinión del matador en turno la cual también trae implícita varias variantes que puedo pensar arrancan en que el torero no se sienta confiado con la espada y no quiera echar a perder la faena, arriesgando que el acero le juegue una mala pasada, aunque esto implica que salvo muy contados casos, el triunfo sea compartido en la misma proporción por el toro y el torero y aquí continúan las disyuntivas y la respuesta o postura a ésta situación, mi punto de vista, va en el sentido de que los toreros van o apuestan mayoritariamente por bailar el vals en pareja antes de correr el riesgo, que va implícito, me voy hacer una pregunta o varias en voz alta, que pueden resultar incomodas, ¿están los toreros capacitados como pa’ juzgar qué toro merece el indulto? Y va otra ¿le interesa a los matadores conservar la vida de un toro? Lo cual implica como ya se dijo de alguna manera, quitarse el dulce de la boca o compartirlo, yo creo que no, pero también creo que ya no existen esos toreadores tan sobrados de sí mismos poseedores de un  celo que no les permita compartir el triunfo y que a la vez sean capaces de dar el paso a la gloria, al águila o sol jugándose el todo por el todo a un volapié como lo haría un  estoqueador cañón como lo fue Antonio Lomelín, sin dejar de considerar que provoque el enojo del ganadero y en los días de su vida vuelva a ver un pitón de ese hierro ¿verdad que un indulto es algo serio?

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