Por acá, donde desde
siempre se le ha mecido la cuna a las
artes que emanan de la expresión de
rabos y orejas, coletas y zapatillas, capas y muletas, hoy parece ser que la
cosa no anda muy holgada en florituras y si en cambio está boyante en
preocupación, al grado que su esencia y
contenido ha dado origen a que uno de los personajes que aún gozan de
popularidad en este cuerno taurómaco, que a como sea, todavía sopla, lo es
Ángel Bernal ‘Angelillo’ el que tomará la más espeluznante de las fotografías
de ésta década aquella del momento exacto de la patética cornada que en su faz sufrió Juan Luis Silis, la cual fue publicada
en LA PRENSA, pues que ahora este gitano me ha mandado a la reflexión cuando ha expresado; -Ya no hay taurinísimo, ahora se taurinea.-
(chupe, ligue, cachondeo, poses, twitteo, como fin principal, en concreto
mamonerías exageradas) esto podría pasar
desapercibido, si lo hubiera dicho cualquier comunicólogo descarrilado, pero
proviniendo de la voz moruna de Bernal,
la cosa es pa’ como pa’ parar oreja, y lo es, por el hecho de que este hombre
quien trae a flor de piel lo que pasa en
las plazas de toros dentro y fuera, antes y después de los festejos y si dice
que la gente en una buena rebanada va a taurinear, es porque así ha de ser, y
pa’ que no nos agarren fuera de base, nos comentaba el bien referido que no
debemos de perderle la vista a los anti taurinos y menos darles una burbuja de oxígeno,
porque estos aprovechan la más mínima rendija pa’ inflar el barullo, como lo
acaba de reafirmar el holandés Peter Janssen, quien abiertamente ha amenazado
con seguir su lucha profesional en contra de las corridas de toros, ataques que
por el momento están invisibles en la CDMX lo cual se debe a que el político de marras
del verde ecologista el tal Jesús Sesma,
tiene apuntada ahorita la bazuca contra los delfinarios, negocio
multimillonario en dólares que como orgullo ante el mundo tiene al paraíso de
Xcaret en Quintana Roo.
Ante esos focos rojos, más que encendidos ardientes, de
ninguna manera se debe demostrar a los enemigos y sicarios de la cultura debilidad alguna, por el contrario, hoy más
que nunca hay que tratar de que la fiesta vuelva a recobrar su grandeza comenzando porque a las plazas salga el toro,
toro, en cualquiera de sus modalidades según el festejo de que se trate, ese al
que desde que se le clave el rejoncillo de la divisa, el ganadero sienta el
orgullo de que el animal luzca sus colores y aquí permítaseme sugerir se pugne por una
adecuación a los reglamentos actuales, concretamente al de la capital, el cual
debería de obligar a que el toro tome una o dos varas mínimas, pero verdaderas,
con el doble objetivo de que se obligue de alguna forma a
que los ganaderos manden a las plazas bravura y el otro fin es que se revivan las suertes de
quites que están casi en extinción, se debe de reafirmar la obligatoriedad de los tres
pares de banderillas, sin trampas, donde si cabría un análisis, es en la suerte suprema
tendiente a que ésta se rija por número
de intentos combinados entre las espada
largas y cortas, desde luego también limitado
a un solo tiempo final, lo que ocurra
primero.
Y en otro tenor
pensamos que lo que ocurre en el ombligo del país, es nada más lo resaltante, y
no, por eso hay que decirle a la afición que Isaac Fonseca, quien en Juriquilla
fue mandado al taller de reparaciones, con dos trayectorias que a partir de la
zona inguinal una se fue hasta los vasos
iliacos y la otra se metió por el músculo oblicuo mayor, buscando asomarse a la
zona peritoneal, total un cate de órdago, que no puede dejar de pasar lista, y
decir que el galeno trinchón el Dr. Ramón Barragán, determinó que Isaac Fonseca
en un mes ya andará rociando arte en los alberos, así que empresarios les
avisamos que la promesa de la novillería pa’ las fiestas de madres, ya estará,
a toda madre.
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