La televisión en su pantalla en este país siempre ha estado
extranjerizada mencionar a los españoles que han transitado
por sus venas sería interminable, mas citemos al insustituible madrileño que
llego como Carlos Fernández Valdemoro y terminó aquí como ‘Pepe Alameda’ (en recuerdo a la Alameda de Hércules, en
Sevilla y a José Gómez ‘Gallito’ - 1941) quien no necesita panegíricos y
sobraría con decir que en lo taurino ha sido el más grande y quien aquí acuño el aforismo ‘El toreo no es
burla, sino pasión; entrega total y no graciosa huida’ (1944).
La televisión como ha trasgredido todo, ya no se sabe en donde comienza la parte buena y en donde se
convierte en espejo de lo reprobable así que tiremos al inodoro la imagen de la
semana en la que aparece un tipo a quien llaman
‘El mesías tropical’ que protagonizó otro capítulo de este culebrón
en el que la política se regodea en su propio lodazal, donde exhibe sus bajezas y pone en
tela de duda hasta los efectos especiales cuando estos son burdos y la escena
misma lo es como esa donde el señor peje lagarto, dicen con fines propagandísticos
se ‘auto agredió’ con un huevito que podría haber sido preparado pa’ que se posara
en la maceta de quien quiere ser el
actor eterno de las noticias.
Hablando de huevos ¿sabe
usted como se preparan los de utilería? que en esencia es el mismo sistema que
usan las brujas y los charlatanes pa’ impresionar a los incautos, con esos
huevos previamente inyectados con tinta china, referente al que le
‘estrellaron’ al político la preparación se realiza pasando por agua el huevo y
cuando se empieza a agrietar con una coladera se saca del líquido y se coloca en un trapo húmedo con el que se
forma una especie de nido para que el artesano con una jeringa introduzca por una de las grietas que se le han formado al cascaron un aguja
fina y vaya extrayendo la clara y la
yema aun blandengues hasta hacerlo
inofensivo.
Y siguiendo con los huevos y la televisión, lo que si fue una realidad es
lo que la televisión española nos mandó desde Madrid, lo que ocurrió el sábado 27 durante la corrida
de la feria de San Isidro, en donde participó un torero mexicano, llamado José
Adame quien partió plaza junto con Ginés Marín y Francisco José Espada,
confirmante de borla quienes despacharon un encierro del hierro de ‘El Torero’,
desde luego la entrada se fortaleció con la reciente Puerta Grande de Marín torero de Jerez de la Frontera, el torero de
Aguascalientes, del que las lenguas de doble filo dicen que ‘Joselito’ más bien
saca a la gente de los tendidos, cabe decir que pa’ esa tarde era muy importante de cara a las
contrataciones que la televisión nos informa se están iniciando con vistas a la
temporada de la Plaza México, donde José Adame el invierno pasado, no terminó
de convencer al grueso de la no muy gruesa concurrencia.
José Adame mató a tres
reses, por lo que la tertulia taurina, televisiva y etílica prometía largueza e
intensidad en ‘La Aceituna’ y ¿qué fue lo que paso?
Que en dos y medio toros, no pasó nada, cuando ya había de
haber pasado algo desde endenantes, Adame a quien en la televisión dijeron que
en México se le considera figura, sabía que del toro anterior debía naturales,
los pago, luego se aventó un desplante fuera de cacho, se pasó al toro por la
espalda con espectacularidad temeraria, en una modalidad que ya traía preparada
dejo incólume la grana muleteril en la arena
y con solo la espada se tiró a vencer los dos puñales de ‘Omaní’ al que partió por la mitad dejándole solo fuerzas
para arrollar a su matador y desplomarse arriba de él de donde a jalones lo
sacaron pa’ darle una oreja que arrancó a mordidas y rematar diciendo ante los
micrófonos de la televisión que quiere ser figura en España, donde a decir
verdad, le falta un tramo tan largo como el que ha recorrido, entre cuyos laberintos
está el sello ese que define el estilo de un torero ¿hasta cuándo?, si ya tiene
más de veinte años en este asunto y sigue siendo ‘Joselito’.
Y es que una cosa es
sacar el ‘guardadito’ y una muy diferente es el convencimiento y en Madrid quedo visto que con las telas no convenció al grado que antes del acto mortuorio ya había gente
tomando el olivo.
¡Las cosas como son!
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