Bardo de la Taurina
El domingo que será 15 de abril, la Plaza México
volverá a ser el centro de atracción que siempre lo debería de ser, esto gracias a que en punto de las 4.30 de la tarde,
como antaño decían los revisteros; sonaran parches y metales e iniciara un festejo variadito como muy de vez en cuando se ve y es
que por el mismo boleto como en las boticas antiguas, habrá de todos los géneros; Novillos de La Muralla de
esos que obligan a los toreros a emplearse a fondo y por ello se augura ver
lidiar, que no es lo mismo que darle coba al almíbar, una vez realizado el despeje de plaza a la
usanza tradicional, aparecerá la gallarda estampa del charro más mexicano que
al recuerdo del maestro Guadalupe Trigo nos
hará saber qué; su valentía, es jinete
que arriesga la vida, en un lienzo de fiesta y color, y es que eso y mucho
más es Joaquín Gallo el rejoneador forjado en el crisol de la destreza y el yunque del valor, que lo lleva al filo de la
temeridad de rejonear por momentos a pelo como nadie más lo hace bajo el cielo
azteca, al que convidara a los Forcados de Pachuca a jugarse la vida a cuerpo
limpio como se hacía en Portugal en resguardo de la nobleza.
Ya en los toreros de
seda aparecerá ‘Platerito’ el orfebre
del valor el que una tarde le enseñara las entrañas del pecho a la muerte y si está
vivo, es por ese hacedor de milagros, que lo es, el Dr. Jorge Uribe Camacho,
luego se verá a Carlos Casanueva quien debe traer aprendida la lección de la
entrega total, Rafael Reynoso un chaval que ha abrevado de los consejos de la
familia ‘Armilla’ lo cual es garantía, luego vendrá el ecuatoriano Javier
Segovia con la obligación de justificar su inclusión y cerrara Alejandro Fernández
el tapatío, que no salió cantante charro,
pero que tiene con que le toquen la música si pega un do de pecho.
Reiterar que este
menú se puede convertir en banquete si los toreros le buscan las costillas a
los novillos, con las agallas afiladas y la concientización de que llegan esa
tarde después de haber asomado el pico entre cien chavales que fueron calados
en ese mismo ruedo, pero el que hoy tienen que conquistar porque en esto, el
mañana siempre será incierto.
Lo que sí es cierto
es que el libro ‘El Pana’ torero surrealista, los inicios de una leyenda’ de la
autoría de Pepe Rodríguez, el del puesto
de libros frente a la entrada de la Plaza México, ya vio la luz y ‘Morante de la Puebla’ desde España lo bendijo con su lectura… lo dicho; será un domingo de
atracciones.
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