Bardo de la Taurina
Arte Donaciano R. Botello
Los muy correctos y prudentes dirían; que con todo
respeto y sin ni siquiera pensar molestar con el trazo imaginario del pétalo de
las rosas de suave fragancia que le
dieran marco a la ‘Virgen Morena’ que la llegada de los aventureros españoles
a esta tierra del nopal, las tunas y la serpiente
fue una mera faena expedicionaria que se alargó hasta los tres avisos, los que se convirtieron en
tres años comprendidos entre 1519 a 1521, y ya
metidos hasta la pileta bautizaron la
gesta como ‘La Conquista’.
Y por
si hiciera falta un espaldarazo, el más grande eslabón musical entre las dos
patrias el inconmensurable Agustín Lara, sabiamente contestó cuando provocado
por su españolería desbordada alguien le dijo ‘-¡Hombre Agustín! que España nos
ha mandado a Hernán Cortés, y el músico-poeta contesto, ¡Sí! Pero también
nos mandó a “Manolete”-.
Y hablando de Lara y de “Manolete”
el artista de lo moruno Fco. Álvarez entre las veinte pinturas que ha firmado
en originales para el libro ‘Lariano’ que ya está por entrar al patio de
cuadrillas y del cual es coautor de la obra en la parte artística a todo color con óleos, acrílicos y técnicas mixtas, nos brinda
en las centrales al mismísimo “Manolete”, además de que ha realizado pa’ las
guardas de cierre una pintura alegórica del paisaje madrileño dónde luce majestuosa la escultura del maestro Lara, la que
fue realizada en bronce por otro inmenso el escultor yucateco Humberto Peraza
Ojeda y que se halla en la Plaza de la Corrala en el Barrio de Lavapiés en
Madrid.
Y ya que andamos con cosas de
los referenciales en el Centro Histórico de la Ciudad de México en el ‘Salón del Bardo de la Taurina’ que forma parte de la centenaria Cantina Salón
España se hallan entre muchísimas fotografías un par tomadas por el maestro cumbre Donaciano R.
Botello llevando como tema central el capote de paseo que en vida fue portado por ‘El Mandón’ Manolo Martínez y cuya imagen es
la de la Virgen de Guadalupe, las imágenes son un verdadero milagro guadalupano
de sentimiento, capacidad y tecnología que logró “Don Botello”, del que también hay que decir es autor del libro ‘Manolo
Martínez Genio y Figura’ el que esperemos forme parte de la biblioteca taurina que
los hermanos Martín y Ricardo Asencio propietarios de la Cantina Salón España y
el productor del salón Dr. León Bailón Urioste el de la Distribuidora y
Librerias Tauro, están formando bajo la ingeniosa fórmula de que usted lleve a
donar un libro taurino de la aguja o ya toreado y la empresa le invita un chinguere a su gusto.
Y ya que de baranda nos hemos
referido a la conquista, la que entre muchas cosas nos trajo la lengua nueva,
los caballos, la Fiesta Brava, la religión la que después de los capotazos fue apuntalada con una virgen que bautizaron igual
a la de Guadalupe en Extremadura, España, en cuya versión española previa a la
de aquí, reitero, también se dan apariciones con la diferencia de que en lugar de un indígena allá el coestelar lo
lleva un campesino o pastorcito, más lo que es innegable es que una de las
armas más poderosas que usaron los españoles para llevar adelante la conquista,
lo fue la religión con sus símbolos cumbres la conversión de creencias, el bautizo
y la Guadalupana, tan es así, que el
inmenso tijuanense de los pinceles el maestro Reynaldo Torres acuñó aquello de
‘México tiene tres grandes símbolos; Los Volcanes, La Virgen Guadalupana y Silverio
Pérez’ (por orden de antigüedad).
Y en recuerdo de ello ayer 12
de diciembre un torerazo Asilverado, “Morante
de la Puebla”, un inca paisano de Fray Martín Porres, Andrés Roca Rey, llevando
a su vera a José Guadalupe y a Sergio Flores, torearon eso sí siendo cómplices del pecado del libertinaje, porque degradar
y llevar a la hoguera la tradición sagrada de los encierros completos y debidamente
sorteados, es propiciar un espectáculo, a veces un show que es todo menos una fiesta
tradicional, clásica, pura, por ello me abstengo de aventarme una crónica del sacrilegio, como lo fue también
aquella ocasión en que le metieron un bombazo a la Virgen de Guadalupe, lo que
ocurrió en su propia basílica, así que no nos extrañe que en la ‘Catedral del
Toreo en América’ que es la Plaza México, se vulnere lo sagrado.
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