México y Anexas…
Las Bardianas
Leyendo el original del libro que cierra la trilogía sobre el
Centro Histórico de la Ciudad de México, editada por Distribuidora y Librerías
Tauro, que se asienta en la calle de Justo Sierra # 30, casona colonial que en
la diadema de su construcción se funde con el Colegio de San Ildefonso, de ahí
que el mandamás de las librerías Tauro, el mecenas de la cultura y el arte Dr.
León Bailón Urioste, se haga nuevamente presente.
El contenido de cierre está dedicado en su esencia a los
personajes del paisajes, además de que
se sacan del baúl de las remembranzas y
se dan a conocer las memorias de ese
cronista mitológico que lo es Justo Bendito D’ la Cruz Yoltic, un hombre
legendario irrepetible que a ciencia cierta no se sabe si fue parido por la
fantasía o que se trata de un viajero del túnel del tiempo, la presentación de
este trotacalles del Centro Histórico, la hace una chamana mentada ‘Nana
Martina’ que es hija de las entrañas del Mercado de Sonora, el de las
brujerías, las hechicerías, los amarres pa’ el amor, pa’l desamor y sobre todo
pa’ hacerse pendejos, ahí también se consiguen las gallinas prietas que ahora
se van a poner de moda pa’ consultar a la Madre
Tierra, lo que obviamente vale madres pa’ cuestiones serias, pero ayuda pa’ darle ‘Atolito
con el dedo’ a los que sin tener idea de pa’ que están siendo usados, aportan números pa’
los votos y las consultas populares, que son más minoritarias y falsas que el
sangrado de una roca.
Tienes ese don que sabe atraer
y ese zarandeo que te luce bien,
tienes ese don que sabe atraer
y ese zarandeo que te luce bien.
Tadeo Arredondo
Bueno regresemos con
el cronista Justo Bendito, el que no carga escapularios en el pecho porque le
decoloran su alma que no admite influencias
superfluas y por eso prefiere navegar en los tiempos donde la vida se escribía con
arte, como aquel que le fluía a un joven que mesereaba en la legendaria
Cafetería del Hotel Regis, a donde acudían políticos, artistas, escritores,
periodistas, la socialité de México eso sí, todos etiquetados como figuras, así
llegaban directores y editorialistas de
los periódicos que eran vecinos del Hotel Regis en la Av. Juárez, donde entre
los meseros, como dije, llamaba la atención un chaval que cuando atendía a
quienes venían de los periódicos, acostumbraba en la parte de atrás de su nota describirlos o narrar algo alusivo al día de
que se tratase, lo cual hacía con buena letra, rapidez, inventiva, excelente gramática
y sintaxis, ese adolescente se llamaba Luis Spota, y ocurrió lo que el destino
le tenía programado, una mañana uno de los jerarcas del periódico Excélsior que
también editaba Las Últimas Noticias al
terminar su café le dijo -¡Esta tarde te
presentas en la redacción!- lo demás, ya no hace falta contarlo.
Se cuenta que Ramírez
Heredia hombre también de letras y con unos esbozos noveladillos fue quien
introdujo a Spota al mundo del Café Tupinamba, así empiezan a surgir en las
neuronas y en la pluma del novelista personajes para la que se convertiría en
novela icónica, ‘Más Cornadas Da El Hambre’, el rol lo conformó un cartel múltiple
donde página a página fueron apareciendo quienes se convertirían en personajes
de leyenda editorial, comenzando con el novillero quien cierra la novela con eso; -Luis
Ortega ponía ya el primer paso en el misterio-, estaba pisando el ruedo de
la monumental de Insurgente, Rafael Gil “Rafaelillo” (padre), Jesús Muñoz “El
Ciego” y/o “Camioneto”, entre muchos otros personajes mayores y menores, este
viernes Rafael Gil “Rafaelillo” (hijo) le concedió la alternativa a “Curro
Plaza” hijo de Don Jesús Muñoz, ahí están las dinastías.
De aquella tarde en
que termina la novela que fue el año de 1950, tal vez todo ha cambiado, o tal
vez nada, decía “Camioneto” en la novela; -No olvides
una cosa: Los toros que habrás de torear tendrán siempre, siempre cuatro años; serán
virgos, fuertes jóvenes; tú cada año serás más viejo y menos vigoroso. Dejando
tu fibra dentro de las gachis no iras lejos, Luis Ortega.-
Hace quince días recibí
una llamada con jazmines de emoción, era
la del hijo de mi amigo Don Rafael Gil,
la voz la del también mi amigo “Rafaelillo”, -estoy en Puebla preparándome pa’ un compromiso chipén, en el que tengo
que cortar las peludas-, Rafael Gil “Rafaelillo” sabe muy bien que siempre
pero más en estos tiempos pa’ los toreros que no están alineados, la única tinta
con la que se firman contratos es la de la sangre que les escurre a las orejas
y el gitano tijuanense de nacencia y legendario en el universo del toro y los
toreros, llenó el tintero hasta las volandas, y con eso que desde la cuna ha tenido; presencia,
señorío, percha, torería, cojonería y arte a la que hoy suma la maestría, brindó a quienes ejercen el oficio de periodistas y eso es pa’
destocarse ante él, porque la gratitud no cualquiera la ha mamado.
“Curro Plaza”
declamador de los sentimientos y hoy torero de borla se ha mandado un brindis
que de aquí pa’ allá hay que
corresponderle con estas letras a eso que dijo
ma’ o meno; - ¡Va por todos los toreros
que se han quedado en el camino de los
cuales, ya han muerto y otros vivimos muriendo!- la descarga de la emotividad no ha de haber
sido poca, en todo el rosario de la puesta en escena comenzando por el haber
conseguido la corrida del doctorado, la que pa’ los libros quedará como la
nocturna Goyesca celebrada el 21 de diciembre del año 2018, en la Plaza ‘El
Relicario’ de Puebla ante el toro ‘Cumple Sueños’ de Guanamé el que le fue cedido
por Rafael Gil “Rafaelillo”, bajo el testimonio internacional de Edgar García “El
Dandy”.
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