BARDO DE LA TAURINA
En referencia a lo que de Diego San Román en calientito en Madrid vio el matador Eloy Cavazos, expresó algo así como; -Hay que aprender, porque a madrazos y cojones, siempre ganan los toros- si eso lo dijo un torero que de esto sabe latín, latón y lámina acanalada, ¿cómo estará la cosa? si en la figura del intrépido y valeroso Diego esta la punta de la novillería del plumaje azteca, a la que acompañan Héctor Gutiérrez, Isaac Fonseca y Cristóbal Arenas “El Maletilla” (en el futuro inmediato), si la lógica en esto a nivel promedio sigue siendo lógica, estaríamos suponiendo que atrás de ellos hay como unos cuatrocientos novilleros que la tienen más canija que un migrante centroamericano.
Poco tiempo antes de que se palmara “El Tahonero” Rodolfo Rodríguez, me llamó con motivo de que el matador Antonio Urrutia y mi menda junto con los legendarios Rafael Gil “Rafaelillo” y Miguel Cepeda “El Breco” tertuliariamos, lo hizo pa’ avisarme que ya iba a llegar a la reunión, lo recibí en la puerta de la casona de Atlanta donde me entregó un ramito de claveles rojos y lo acompañe a que se despojara de los pants con los que ese día había regresado de España y se enfundara el tacuche que llevó pa’ la ocasión, ahí fue cuando recuerdo me expresó; -En el cuento éste todo es de oficio, con el toro y con los de los cuernos que son los diablos de camisa almidonada, sin recursos, lecciones aprendidas y sesos, no vas ningún rincón-, ¿rincón?
-Sí, porque en esto casi siempre se anda por los rincones talachando, muy pocos son los que salen a los medios-.
Cuánta razón encierran esas palabras de dos toreadores que aparte de su carisma, hicieron lo que hicieron porque de esto se sabían el abecedario al derecho y al revés en arameo y en francés además de que eran muy vivos, gozaban de cabeza abierta en donde todo les entraba y por si fuera poco, poseían un instinto, intuición y sagacidad, que les permitió sostenerse por tantos años, amén de cada uno a su estilo poseían magia, duende, maestría y sello, pero por sobre todo ambos dos a la par juntos tuvieron hambre de la que hace que ardan las tripas y de la que enciende el orgullo. ¡Pa’ su madre lo tenían todo!
Esos son verdaderos íconos de los ejemplos en los que hay que reflejarse, no pa’ compararse solo, pa’ medirle el agua a los camotes de lo lejano que está el brillo pero sobretodo para saber si el iniciado está hecho pa’ ser torero, que es ahí donde la ahogada esta profunda, pero no se desanimen chavales aquí caben todos; los que sólo parten plaza, los que son toreros y los que son figura, por eso dice el Bardo; -No es lo mismo hacerle al cuento, que tener cuento que contar-.
Y antes de pirarme permítanme referirme a eso que decía Juncal -Hay que torear mucho de salón, nueve horas con la muleta en la mano si quieren ser figuras-… ¿y entonces a qué hora chateamos?
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