BARDO DE LA TAURINA
Tengo amigos, cuates, conocidos, ocasionales, que me dejan
pasmado, cuando con solo ver en la pantalla del celular hasta de reojo la
imagen de un toro en el campo o en los corrales, con una seguridad y autoridad que por aplastante raya en la
petulancia, aseguran esto o lo otro; -Pesó 449.10 kg en el campo-, -No va a embestir…- ,-Trae
prendidas las orejas con alfileres…-, bueno ese senado de “sabios”, son los mismos que a 9, 180 km. de distancia que es la que
hay entre la Ciudad de México y la ciudad de Granada a través de imágenes
limitadas, la mayoría carentes de objetividad, lograron lo inconcebible y es
que a ver, si cuatro faenas que se
debieron de haber desarrollado aproximadamente en una hora y media, que una vez unidas o pegadas
figurativamente sin continuidad, lograron acabalar como tres minutos, ¿Cómo es
que les bastaron pa’ estructurar las más precisas reseñas y críticas?, y más aún
a juzgar con detalles que incluso estando en la plaza a los aficionados del
tendido se les van, obvio que por esa y mil razones, no voy a opinar a partir
del momento en que sonó el clarín.
Lo que hizo “Pepe Tomy” (José Tomás) en torno a la toreada o
sea, en el tinglado puso el listón muy alto, y repito, no estoy refiriéndome a
lo que no vi, que fue la figura del pastel de arena sino pensando, ¿en donde más
le van a poner a su disposición una plaza aromática?, (¿San Sebastián?) con un
caballero abridor que se pliegue correctamente
al guion, 4 toros en juego + 4 en corraletas, todos muy educados, bueno, dicen que hasta el juez lo buscaron con unas mangas más holgadas
que el saco de “Clavillazo”, tengo la duda si a “Pepe Tomy” que tan aromático,
profundo, erguido, templado, y valeroso ejecuta el ritual, le interesaría a
estas alturas revalorizarse taurinamente
como mandan las buenas costumbres.
Vámonos desmenuzando al pavo real, señalando que la Fiesta es
como los Secreteres, que tienen mucho
cajones y sola una cortina grande e importante y esa a pesar de la grandeza del
torero de Galapagar, nunca la va a lograr abrir por varias razones, porque pa’
ello se tendría que medir en un cartel con toreros de las mismas polendas que él,
lo cual no hay que ser sabio pa’ saber que nos estamos refiriendo al hecho de
quedar colgado en un cartel con dos figuras de su mismo valor, por aquello de que las gemas con las
gemas, Enrique Ponce que es más poderoso y técnico que él y Morante de la
Puebla que es más artista y más creativo que él, con seis toros de una sola
ganadería, los cuales como manda el reglamento deberían de sortearse, corrida
que además se tendría que realizar en España porque fuera de ahí, el toro no es
el mismo, así que ni pensar en México.
Siempre se le
recordará como uno de los grandes mercadológicamente hablando, pero
taurinamente, más allá de la hamaca de los últimos años dos cruces llevará; una
en el lomo y la otra en el alma, que lo serán el haberle rehuido a sostener una
campaña completa y la que más le dolerá será su enconchamiento (viveza, estrategia, precaución), con el que se
protege pa’ no dar la cara en un cartel de figuras, de artistas y de hombres,
que en el desafío encuentran la gloria esa que en el yunque del carácter
esculpe los pedestales de los ídolos y más aún de los héroes que algún día por
albero tendrán un altar.
Arte Fco. Álvarez
Y lo vio José Tomás… es Antonio
Soy un convencido
que en este galimatías del ancestral ritual de la de la elevación de la temeridad al arte, que también se entiende
como
maridaje del toro y el torero, sin trapío o sin personalidad según el
caso, no se va más lejos que a ningún lado. Por ello cuando me entero que como
por arte de magia se puede admirar a alguien digno, pues respiro de saber que
esto todavía está vivo, esto aunque es exterior, si hay suerte da‘ pa mucho más como es el
alcanzar el misticismo que es el elixir del frasco de fino cristal, el que no
se mezcla más que con la seda de su estirpe, así que cuando me entere que el “Príncipe”
José Tomás, bajo la capota azul del
campo bravo Azteca había mirado ejercer detenidamente a un prometedor Antonio Mendoza,
me brotó el pensar; que los místicos siempre están conectados aunque entre
ellos medie un océano en todos sentidos..
Arte y Homenaje Daniela Magdaleno
Esos toreros son los
que torean del interior pa’ el más
adentro, sí, así tal cual, sin máscaras,
no sé lo que el de Galapagar le haya expresado al mexicano y ni falta que hace
saberlo, porque ésta especie de apóstoles solamente entre ellos se entienden,
por eso es que otro místico y filósofo
Jacobo Hernández, está como forjador de Antonio Mendoza y es que en esta guerra
naiden puede ir por ella en ermitaño,
el camino de la dualidad no les ha sido veraniego, porque el que hoy viste de
luces, torea sin engaños, vive en un constante encuentro con sí mismo, que
puede parecer pausado porque no ha sido arrebatado, mas está consciente que
esto empezó hace rato como parte del compromiso con el torero que hoy esta pa’l
toro; cito del maestro Carlos Fuentes en
su obra cumbre ‘La Región Más Transparente’ - <No
podemos vivir sin pasado, pero no podemos vivir con el pasado>. <No puede haber presente vivo con pasado muerto>
Se llama Antonio Mendoza es matador de toros y en los
carteles se le debería de rubricar como; Un
torero para el espíritu.
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