Primero fue el
barrio de Moyotlán y hace quinientos años arañados, paso a ser rebautizado como
de San Juan, que dizque en honor de un santito apellidado Bautista, al que
Herodes le mocho la cabeza y se la obsequio en charola de plata a una gachi
precursora del Table Dance llamada
Salomé (‘Espero que te pongas más barata, Sé que algún día bajaras de precio,
Oye Salomé, perdónala, perdónala’) el caso es que el nombre y el condado con el
paso de los siglos se han vuelto rete famosos, en lo personal, pues nunca
olvidare ese juego de niños conocido como de
‘Juan Pirulero en donde que cada
quien atiende su juego’ y es que la neta me refiere tanto, o lo asocio con la
fiesta de los cuernos donde cada quien va a su aire o cuando menos no se baila
al son que se debería y es que eso de la mentada cursilienta ‘Familia Taurina’
francamente es un camelo y por eso en gran parte es que la Fiesta de Toros y
Toreros anda como el Robalo, a media agua.
Pero volviendo a
este barrio de San Juan, que se sitúa entre cuatro de las más importantes
avenidas de la capital del ‘Tri-Piojo’ como lo son las anchísimas de Juárez,
Eje Central, Izazaga y Balderas solo como remembranza hay que decir que entre
ellas nació ni más ni menos que el torero más carismático que ha dado la fiesta
azteca a decir del pintor Reynaldo Torres, que lo fue Luis Procuna ‘El
Berrendito de San Juan’, también ahí se avecino el novillero de escándalo José Laurentino ‘Joselillo’, ese al que un
burel de nombre ‘Ovaciones’ de la dehesa de Santín en 1947 en la Plaza México,
le pegó un ‘tabaco’ que días después se lo fumo en el Sanatorio de Toreros,
pasando así a mejor vida, por cierto sobre esta muerte torera existen dos versiones
del desenlace, una muy naturalita como de un resfriado o algo así y la otra que
es la que más me gusta y va en el
sentido de que el mortuorio se debió al esfuerzo
realizado por un follón en plena lidia de recuperación ¡Olei!, otro distinguido
habitante de San Juan que vivía en la calle de Ayuntamiento frente a la XEW lo
fue el compositor Juan S. Garrido, quien
lego al folclore popular y muy destacadamente a la Fiesta Brava aguascalentense
del famoso himno ‘Pelea de Gallos’, por
cierto este genial chileno apadrino, vestida de blanco, a la excelsa escritora
taurina la maestra Doña Gabriela Garcia Padilla, autora del libro ‘Piedras
Negras, bravura con aroma’.
Y entre a quienes
homenajeamos en faena de santoral esta semana pues se destaca el exponente de
la Escuela Mexicana del Toreo, el matador Juan Luis Silis, el también coletudo
y poseedor del mayor caudal del temple del territorio patrio que lo es Juan
Pablo Sánchez, otro que merece abrazo lo es quien está llamado a ser el torero
de mayor carisma de los tiempos actuales y futuros el chaval de oro Juan Pedro Llaguno.
Y no debo dejar de
referirme en esta semana San Juanera al C. P. Juan Castañeda, hombre que
engrana los eslabones de la plaza más grande del mundo, La Plaza México y las
que con ella tienen relación, en cuyos cosos es innegable que este señor
educado y diligente pone su sello en el trabajo nada fácil que es ser empresario,
me queda claro que hay quienes discrepan de la forma en que opera la empresa
mayor y eso es válido, cuando no es producto de la ignorancia y de la pátina
rutinaria del exhibicionismo y en esto hay que eximir al contador de la culpa de que hace años no salga un ídolo que
retaque el embudo de concreto, ¡vamos! ni una terna tricolor que meta más de
cuarenta mil almas al graderío y si en cambio es justo reconocer que sin la
presencia del C. P. Castañeda, no
habrían cristalizado
aciertos como la solvencia al diálogo lo que habla de la madurez de este ejecutivo
taurino a quien felicito en esta semana
de San Juan ¡En Hora Buena!
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