'Los Apoderados, los hay; Taurinos, Éticos,
Vivales, Ambiciosos, Esnobistas, Arribistas, Usurpadores y Chuflas’.
Bardo de la Taurina
No importa que el
Bardo lo piense, lo que importa es que así es el hecho de que dentro de este
mundo de la taurómaca dos son los apartados más violados, usurpados, degradados,
que lo son; los vulnerados por los piratas que dizque ejercen labores de
‘periodistas, comunicólogos y fotógrafos’ y el otro lo es el de los que se
disfrazan de ‘apoderados’ profesiones ambas que han perdido credibilidad sin
que nadie haga nada por parar estas plagas enfermizas y dañinas.
En el entendido que
los dos oficios mal llevados dañan hasta el tuétano, pero el de ‘apoderado’
puede llegar a consecuencias terroríficas letales, cuando son ejercidos por
malandrines, mas la pregunta es ¿Cómo es que los toreros se dejan engañar por
estos falsos especímenes? Los que se
clasifican en:
Los Vivales: Esos que ven y van tras cualquier oportunidad dentro
del medio como el que alguien les publique unas letritas que son eso; letras y
no palabras con fondo, que son los que se les arrastran a quienes tienen el
poder de encender un micrófono, los que con su lengua les lamen los zapatos a
los empresarios por una acreditación o de perdida por un boletito ¡Miserables!,
los que se cuelan a las ganaderías y a cuanto evento social se realiza y ahora sí
que como son en sí unas rémoras ‘profesionales’ pues claro que siempre se están
dejando ver en el medio y eso hace que los incautos Toreros piensen que se
trata de tipos influyentes y poderosos dentro del ambiente y cuando los
‘lagartijos’ les ofrecen ‘apoderararlos’ bueno creyendo que están ante un ser
influyente pues caen redonditos.
Los Ambiciosos: Esos
vienen siendo una variante o extensión de los ya mencionados con la diferencia
de que lo que les mueve es el dinero que les puedan sacar a los toreros a los
que ‘colocan barato’ y además por ello sacan raja y tratan o reciben lana por
parte de las empresas en cobro, de compensación o comisión por haber colocado a
bajo precio a ‘su’ torero, además hay que decir que en esta clasificación entran quienes generalmente y en un alto
porcentaje son quienes ordenan a los otros empleados los llamados veedores de
toros que escojan toros destartalados, indigno, falto de trapío y sobre todo de
edad y cornamentas para que así ‘sus’
toreros no se expongan y corran menos riesgos y son esos apoderados quienes
ordenan les serruchen los cuernos a los toros en la más indignante degradación a la Fiesta Brava, esto para
disminuir en lo posible el riesgo siempre latente de una cornada evitando con
ello, que un toro entero vaya a darle una cornada a su torero, lo que ocasionaría parar a sus
‘maquinitas de producir dinero’
Los Esnobistas: El
termino no requiere de mayor explicación pues es obvio que se trata de los que
andan en esto por darse la lija de presumir de ello, más ¡cuidado! son estos
ignorantes los que asisten a un sorteo y a la hora de sacar los papelillos de
cigarro en donde están escritos los lotes de los toros creen que van a sacar de
dentro de la chistera o sombrero al conejo de la buena suerte, ¡Qué tipos!
Los arribistas: Son
esos tipejos que en una reunión por alguna razón que generalmente es el dinero,
se hacen notar y a las primeras de cambio se ofrecen como apoderados o son
solicitados por los mismos toreros que se dejan deslumbrar para que los
‘apoderen’ y caen redonditos ambos, toreros y ‘apoderados’ porque también quien
se engaña así mismo es un perdedor.
Los Usurpadores:
Este apartado es el reservado de plano para los lucradores, estafadores y
delincuentes que de ésta función viven a costa de los toreros y también se les
puede ver ejerciendo esta actividad por órdenes de terceros como pueden ser los
señores influyentes que no gustan o no les conviene ser identificados como los
de los dineros o fuerza y requieren de peleles presta- funciones, que son los
que sirven a empresarios o ganaderos que alargan sus tentáculos de poder o
tratan de alguna manera de monopolizar
abarcando posiciones dentro de la fiesta y usan a estos jornaleros para que den
la cara y son a los que mandan a ver toros, sortear, ir a llevar recados en fin
son gatos de angora usurpando funciones de apoderados, cabe decir que a estos
tipos también los utilizan los mecenas y papás de toreros y claro por ser
usurpadores de funciones pues no saben nada ni siquiera mandar o a quien
mandarle un boletín de prensa, ya no se diga enlotar y hasta no empalmar fechas
o saber que toros le van a contra estilos de su torero y de dar instrucciones y
consejos pues ya mejor ni hablamos.
Los Chuflas: Pues de
plano estos son los locuaces que ni ellos mismos saben porque andan rodando
dentro de este caleidoscopio de la taurina pero que como están tan chuflas,
hasta se atreven a estar presentes dentro de un callejón con los riesgos para
ellos y pa’ los demás, podrían parecer inocentes y hasta inofensivos pero ¡cuidado
con ellos!, pues no hay nada peor, dice el refrán; que un pendejo con
iniciativa.
¿Usted Torero goza
de la fortuna de tener un apoderado, taurino entendido o cuando menos ético?
que sí existen buenos y respetables ¿o tiene puesta su carrera y aún su vida en
las garras de cualesquiera de esos malandrines que aquí hemos clasificado? Si
es así revisen su conciencia y su inteligencia pues recuerden que en ello no
solo va su prestigio, sino el riesgo de que puedan morir ¿pues quién debe exigir
y revisar de que en las plaza haya ambulancias y servicios médicos? pues obvio
¡Los Apoderados! Y entonces ¿Por qué cuando estos servicios no existen,
permiten que su torero toree? Pues porque ¡claro! si no lo hace no se cobra y
si no se cobra no hay comisión ¡Que chingones!
exponen al torero a cambio de un puñado de parné, ¿es ese dinero bien
habido?
LOS APODERADOS
Víctor José López EL
VITO
El Capítulo VIII del
libro biográfico de Chávez Nogales sobre la fantástica vida de Juan Belmonte,
relata cuando el trianero llegó a España en el año 14. Venía el maestro de
México y de Sudamérica de vivir aventuras inimaginables entre la vida y la
muerte, entre distadores y guerrilleros y mujeres apasionantes que le indujeron
a amores inconfesables. Cuenta en su biografía Chávez Nogales que “Juan
desembarcó en la Coruña, donde le esperaban su padre y varios amigos, entre los
que se hallaban su nuevo apoderado Juan Manuel Rodríguez, y su mozo de
estoques, Antoñito Conde”. Los aficionados más curiosos, los más enterados y en
especial para aquellos que conocen los rincones en la vida de los toreros, es
muy difícil que se refieran a “los apoderados” en aquellas épocas de las edades
de Oro y de Plata en la Fiesta.
¿Sabe usted quién
apoderaba Joselito, El Gallo, Guerrita o Bombita en sus temporadas gloriosas?
No se preocupe, ni ellos mismos lo sabían.
Nada que ver con el
apoderado de ahora, y mucho menos tienen aquellos que ver con estas
organizaciones que hoy agrupan a los matadores de toros, como propuso en su día
el cubano Ángel Vásquez, se organizaran
cual funcionarios la troupe de toreros, cuando él manejaba los toros en México.
Era como el antillano entendía se debían administrar las novenas de béisbol.
Y ahora, estas
organizaciones modernas que les asignan representantes a los matadores para que
les acompañen en sus viajes, más no para que decidan negociaciones.
Retomando el tema de
Juan Belmonte en1915, el trianero seguía representado por José Manuel
Rodríguez; y de su importancia, como representante del maestro es una evidencia
el famoso capítulo del “pleito de los Veraguas”.
Finalizaba la
temporada y la empresa de Madrid anunció a Vicente Pastor y Juan Belmonte con
toros de Vicente Martínez el 17 de octubre.
Fueron rechazados tres toros de la divisa colmenareña, y la empresa
propuso reemplazarlos con otros de Veragua. Lo hizo consultar con Juan
Belmonte.
Juan Manuel
Rodríguez prefirió los tres toros de Santillo que también estaban en los
corrales. La empresa rechazó la solicitud del apoderado y este, acogiéndose a
lo especificado en el contrato no aceptó los toros de Veragua.
Fue un pleito
escandaloso. El duque de Veragua, entonces presidente de la Unión de Criadores,
se enfrentó a Belmonte, no directamente sino a través de su apoderado, Juan
Manuel Rodríguez. Aquella querella tuvo muchas aristas, las que podrían
reunirse en generosos volúmenes los argumentos esgrimidos por las partes.
Antes, cuando
Joselito y Belmonte acordaron un pacto de caballeros para enfrentar a las
empresas, el trianero decantaba en el de Gelves el problema, cuando surgía
cualquier situación de conflicto simplemente decía, “Lo que diga José”.
En su magnífica obra,
El rey de los Toreros, Francisco
Aguado, nos cuenta que “Hasta en los asuntos particulares del trianero era
decisiva y salvadora la intervención de Joselito…”
Más tarde, unos
cuantos lustros más tarde, el cordobés José Flores “Camará” se encargaría con todas
las de la Ley de representar a Manuel Rodríguez “Manolete”. Camará hizo del
apoderamiento una institución. Su escuela se prolongó a sus hijos Pepito y
Manolo Flores Cubero, los “Camará”, que condujeron grandes figuras del toreo al
estrellato profesional y la opulencia.
Muchos vieron el
camino de la representación de un torero un sendero profesional, y siguieron
las indicaciones de Camará”, las que jamás han sido escritas en libro alguno,
de acuerdo a su propia interpretación de la vida.
Vale decir que
grandes taurinos como Domingo González “Dominguín” y Manuel Mejías “Bienvenida”
antes que “Camará”, fundaron sociedades en las que representaron toreros con
mucha jerarquía como Rodolfo Gaona, Vicente Pastor, Domingo Ortega y por
supuesto los retoños de las dinastías.
Fueron apoderados,
empresarios, publicitas, de todo hicieron mientras condujeron grupos de
artistas, se organizaron con influencia de organizaciones americanas, las que
conocieron de cerca en sus muchas incursiones en nuestro continente.
Parecida a la
organización de los Dominguín y Bienvenida fueron, más tarde, las creadas por
don Pedro Balañá en Barcelona, don Pablo Chopera en San Sebastián y Bilbao y
Eduardo Pagés Cubiña en Sevilla, inspiraron a don Livinio Stuyck, Fernando
Jardón, los hermanos Lozano, Eduardo, Pablo y José Luis en Madrid a manejar con
sentido integral empresas, toreros y ganaderos como se han manejado las grandes
corporaciones en el mundo de los espectáculos.
Sin embargo,
descubro en la intención de El Bardo de la Taurina, cuando me pregunta “¿Le parecería que
abordáramos el tema de 'Los Apoderados, los hay; Taurinos, Éticos,
Vivales, Ambiciosos, Esnobistas, Usurpadores y Chuflas…” que invita a
destapar esa caja de grillos con los más pintorescos apoderados, ese grupo de
la amplitud que indica Arturo que, creo yo, encabezarían personajes como Rafael
Sánchez “El Pipo”, el abogado Higinio Luis Severino y un pelotón que de
abordarlos ha de necesitarse todo el espacio de la Enciclopedia Espasa Calpe.
Pero, vaya antes de
rematar, una anécdota. Me comentaba un destacado matador de toros, más que mi
amigo mi compadre en los inicios del decenio de los años setenta, que “Cómo
estará la Fiesta en México, compadre, que las figuras del toreo las apoderan un
libanés, un venezolano y un argentino”.
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