lunes, 30 de junio de 2014

Sin Tapujos


‘Los Médicos, las Enfermerías, las ambulancias…’
Bardo de la Taurina
Hay letras que parecen anestesiadas y que sin embargo tienen que salir de ese trance y ver la luz por medio del Parte Médico, sobre el estado de salud  actual de la Fiesta de Toros y Toreros en cuanto a la parte médica la que parecería se torna dicotómica pues va de lo excelso en algunos caso como lo es la presencia de los galenos adscritos al Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina, que preside el experimentado doctor de doctores Jorge Uribe Camacho, quien además es responsable de los servicios médicos de La Asociación Nacional de Matadores  y de su similar en el rubro de Picadores y Banderilleros. Por algo será, y hablando de lo cercano a lo óptimo, pues pasa lista de presente en el rubro de las enfermerías la de la plaza Monumental de Aguascalientes como ejemplo a seguir, además de que es inspeccionada rutinariamente por las autoridades de salud y espectáculos y esto coadyuva a que no falte absolutamente nada para brindar una solvente atención a quienes caen en ella.
Pero desgraciadamente también existen plazas donde se carece de cualquier tipo de asistencia médica y que son donde los toreros se mueren como ha ocurrido en el sureste  donde en los últimos meses se lleva un promedio de a palmado por bimestre, o dicho de otra manera los empresarios de por allá se la ponen blandita a  la guadaña, las autoridades lo toleran y los toreros ponen a los muertos ¡Que Chingones! más triste y casi irremediablemente así es la cosa o más propiamente dicho; así no debería de ser el asunto, aunque algunos románticos de los beatos crean que con resarce un Padre Nuestro se van a salvar los que templan a la muerte ¡la manga! Los toreros se salvan con Servicios Médicos.
Afortunadamente la Asociación Nacional de Matadores, iluminada por el torero alternativado Francisco Dodoli, quien está apuntalado por diligentes dirigentes de la estatura de los matadores Oscar San Román y Enrique Fraga entre otros se ha dado a la tarea de instalar mesas de trabajo y plataformas de información donde se están abocando no solo a tratar el tema médico taurino sino también a recoger opiniones y más que eso a otorgar soluciones.
Bordando sobre el tema de las mesas de trabajo las que se realizaran con una periodicidad quincenal en la Casa de los Toreros,  en la más reciente salió a la palestra el tema médico recordando que se estaba a unos días de cumplido el mes de la desaparición terrenal de un novillero y un forcado  cuyas muertes sobre todo la de Eduardo del Villar Zamacona a decir de quienes le ‘inteligen’ a esto se pudo haber evitado si en la plaza hubiese habido un médico y una ambulancia equipada con personal especializado en atender golpes,  fracturas y cornadas y no solo un vehículo pintado de blanco, mas lo recuperable después de los niños ahogados es que este asunto de la medicina taurina fue tocado frente y por periodistas del más alto nivel por citar los titulares de medios y colaboradores en sección taurina del; Al Toro México, Ciudad Taurina, El Economista, El Sol de México, Charlas del Tupinamba, Chuy Press, Grupo Imagen,  Grupo Radio Centro y La Red, La Jornada, La Prensa, Toro es Toro, Voces de luces, Mayo Imágenes, Taurino Mexiquense en fin la presencia de estos profesionales de la información y a los que a ellos se sumen colaborara de forma importante para difundir y estar al pendiente de este aspecto tan relevante como lo es el  de los servicios médicos.
 Y solo una petición a los titulares de la Asociación Nacional de Matadores y de el Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina ‘¿Sería posible que dentro del marco de las Tertulias Taurinas se volviera a repetir el impresionante, patético, desgarrador, espeluznante, dramático material video grabado y filmado que se presentó el jueves pasado en la sede torera para correrles invitación expresa a las autoridades y empresarios de todo el país para que vean con  su negligencia y tolerancia  a quienes no cumplen con la obligación taurina y moral de proveer Servicios Médicos Especializados lo que provocan, que va de un chingadazo a un funeral? 
Y ojala estas imágenes como la  de donde un toro le arranca el pene a un torero y  un señor lo recoge y lo va a devolver a la enfermería pa’ que se lo zurzan al diestro, o aquella otra donde los testículos destrozados y fétidos por la infección  tienen que ser reoperados y abiertos por la mitad como mitades de limones para remediar el mal, o la secuencia de como penetra un pitón por el cuello y destroza toda la cara mientras el torero parece ahogarse en un mar de sangre y tantas otras por el estilo sirvan para que los  machos y hembras que deliran por pavonearse en los callejones de las plazas ya sea como invitaditos de rococó, colados habilidosos o   de los medios  golondrinos y ligeros quienes  buscan  que sus parientes y sus carnalitos  los vean y ‘admiren’,  con un gafetillo que no avala profesionalismo, un microfonito de plástico, una grabadorcita destartaladita, una libretita con hojas de papel higiénico o una camarita taiwanesa de esas de úsese y tirese, tomen conciencia que un día se va a saltar un toro al callejón y lo menos que les va suceder es que les perfore las nalgas y  eso duele, sino pregúntenle al ‘El Piojo’ y a su TRI que  darlas en el área es doloroso.
Y a los aficionados una súplica, una encomienda, una obra de caridad les pido; que cuando vayan a una plaza ya sea monumental, de mampostería, portátil, de trancas, fotografíen con su celular la ambulancia y donde esta estacionada, así como el camino de salida y suban esas imágenes a las redes sociales, para que las autoridades estatales sepan que si a quienes les otorgaron un permiso o concesión para montar un festejo cumplieron con el más mínimo requisito humanitario, que es, el de no provocar una muerte.
 
Los médicos de plaza
Víctor José López
 
Atrás se quedaron los toreros que morían por cornadas. Hombres que morían por falta de atención debida hasta que al Nuevo Circo de Caracas llegó el doctor José Izquierdo. Eminente cirujano, destacado científico y profesor universitario que, además, fue el primero de los aficionados a los toros que en Venezuela escribiera un Tratado de Tauromaquia.
Al doctor Izquierdo en su paso por la Enfermería del Nuevo Circo de Caracas lo acompañó el doctor Hernández Natera, que logró justa fama por su intervención al potosino Pepe Luis Vázquez luego de una terrible cornada sufrida por un toro criollo en febrero de 1947
Pepe Izquierdo, el Médico de Plaza más famoso que por su jerarquía a atendido una enfermería en Venezuela, tenía fama de excéntrico. Un día se llevó a su casa un toro de la ganadería de La Punta. Fue el famoso toro “Brillante de La Punta”. Esta anécdota está reseñada en El Cossío, y en el tiempo creció en el imaginario hasta convertirse en un toro de Aleas o uno de Miura. Fue “Brillante” un toro corpulento, bien armado, que se amansó con las caricias del mayoral Bolivita en los corrales del Nuevo Circo, Bolivita. Brillante” salió al ruedo, pero desatendió capotes y muletas y fue regresado al corral. No fue sacrificado y el excéntrico médico lo llevó a su casa donde pastó en sus jardines por años
Pepe Luis Vásquez residía en Caracas desde enero, cuando con una novillada del general Salvador Barreto, debutó en el Nuevo Circo en cartel con el novillero español Álvarez Pelayo. Pepe Luis fue el triunfador, y se colocó en los carteles de las temporadas de Maracay y de La Victoria.  Reapareció en Caracas el 24 de febrero de 1946 con una corrida de Banco Largo, bronca y muy complicada. El potosino fue herido de una gravísima cornada por el primero de la tarde. En la enfermería de la plaza del Nuevo Circo fe atendido por el doctor Hernández Natera. El capellán de la plaza, Monseñor Bernardo Heredia, le aplicó los Santos Óleos, pues a Pepe Luis se le escapaba la vida en cataratas de sangre por el boquete de la herida. Tenía cercenada la femoral y lo mantenían con vida las generosas transfusiones de los aficionados durante toda la noche.
Al amanecer del 25 de febrero lo trasladaron a la clínica Betancourt Ravard donde fue hospitalizado en salas de atención con la precariedad de la época.
Hernández Natera no se apartó un segundo de su lado y Pepe Luis Vásquez superó la situación.
Hoy el torero mexicano puede contar lo terrible de aquel transe. El doctor Izquierdo siguió al frente como Médico de Plaza, hasta que un día de 1953, que recibiera una cornada Luis Miguel Dominguín cuando cerrado en tablas intentó un muletazo por alto a un berrendo de Guayabita.  Cuando intentaron sus hermanos, Domingo y Pepe, ingresar en la Enfermería, surgió un serio altercado con el doctor Izquierdo, que impidió que los Dominguín entraran a la sala de curas.
Luis Miguel, en apoyo a sus hermanos, abandonó la enfermería, salió de la plaza caminando y tomó un taxi que le condujo al Centro Médico en San Bernardino. Todo por su propio pie. Las declaraciones destempladas a la prensa de los Dominguín, mentirosa y desproporcionada, ofendieron al eminente galeno que renunció a su cargo. Luis Miguel acusó a Izquierdo de “estar bebido”, cuando todos sabían que el profesor era incapaz de sorber un trago de alcohol.  Lo que buscaba Dominguín era reunirse con una señora casada con la que llevaba una relación inconfesable. Del Centro Médico Luis Miguel se fue a la Playa Lido que recién se inauguraba. Más tarde, en una de sus famosas entrevistas, Luis Miguel confesaría que “todas mis cornadas llevan nombre de mujer, y la de Caracas fue la más seria de todas”.
A los años de aquellos hechos los hermanos Visconti, Reinaldo, Rinaldo y Héctor, los tres médicos cirujanos y administradores de la Clínica Las Mercedes, se encargaron de la Enfermería de la Plaza de toros de Caracas. Su vocación de servicio, dedicación y experiencia convirtieron al Nuevo Circo en una de las enfermerías mejor atendidas en el mundo.
Héctor, el mayor de los hermanos, organizó en Venezuela el I Congreso Mundial de Medicina Taurina, en el que participaron eminentes exponentes de México, España, el Perú, Colombia, Portugal, Francia e invitados especiales de los Estados Unidos.  Esta reunión universal de médicos a cargo de las enfermerías de las plazas de toros influyó en la reorganización de muchas enfermerías de plazas americanas. Particularmente en Venezuela el doctor Moros Adrián de Maracay convirtió la sala de curas de la Maestranza de Maracay en un quirófano moderno.
Hoy, San Cristóbal, su Plaza Monumental, cuenta con un joven médico que ha revolucionado Venezuela con su desmedida vocación científica.
Me refiero al doctor Ricardo Benvenuto, el cirujano que como Hernández Natera con Pepe Luis Vásquez, le salvó la vida el 19 de octubre de 2008 al torero José Manuel Álvarez “El Canelo”. Un novillo de Los Aránguez le secciono la femoral y la safena al novillero. Benvenuto en aquel momento sin recursos en la enfermería, detuvo con métodos primarios la terrible hemorragia y con la asistencia de su colega el doctor Jackson Ochoa trasladó al Hospital de San Cristóbal a El Canelo. Le salvaron la vida, no hay duda. José Manuel llegó a emergencia del Hospital agónico. Desde ese día aciago los propios médicos al servicio de la Enfermería la convirtieron en una de las mejor equipadas y mejor asistidas del mundo.
Los Médicos de Plaza merecen nuestro reconocimiento y respeto, desde el doctor Fleming a todos aquellos que en Madrid, México o en el Hospital Miguel Hidalgo de Aguascalientes, atienden a los toreros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario