‘Los Médicos, las Enfermerías,
las ambulancias…’
Bardo de la Taurina
Hay
letras que parecen anestesiadas y que sin embargo tienen que salir de ese
trance y ver la luz por medio del Parte Médico, sobre el estado de salud actual de la Fiesta de Toros y Toreros en
cuanto a la parte médica la que parecería se torna dicotómica pues va de lo excelso
en algunos caso como lo es la presencia de los galenos adscritos al Capítulo
Mexicano de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina, que preside el experimentado
doctor de doctores Jorge Uribe Camacho, quien además es responsable de los
servicios médicos de La Asociación Nacional de Matadores y de su similar en el rubro de Picadores y
Banderilleros. Por algo será, y hablando de lo cercano a lo óptimo, pues pasa
lista de presente en el rubro de las enfermerías la de la plaza Monumental de
Aguascalientes como ejemplo a seguir, además de que es inspeccionada
rutinariamente por las autoridades de salud y espectáculos y esto coadyuva a
que no falte absolutamente nada para brindar una solvente atención a quienes
caen en ella.
Pero
desgraciadamente también existen plazas donde se carece de cualquier tipo de
asistencia médica y que son donde los toreros se mueren como ha ocurrido en el
sureste donde en los últimos meses se
lleva un promedio de a palmado por bimestre, o dicho de otra manera los
empresarios de por allá se la ponen blandita a la guadaña, las autoridades lo toleran y los
toreros ponen a los muertos ¡Que Chingones! más triste y casi irremediablemente
así es la cosa o más propiamente dicho; así no debería de ser el asunto, aunque
algunos románticos de los beatos crean que con resarce un Padre Nuestro se van
a salvar los que templan a la muerte ¡la manga! Los toreros se salvan con
Servicios Médicos.
Afortunadamente
la Asociación Nacional de Matadores, iluminada por el torero alternativado
Francisco Dodoli, quien está apuntalado por diligentes dirigentes de la
estatura de los matadores Oscar San Román y Enrique Fraga entre otros se ha
dado a la tarea de instalar mesas de trabajo y plataformas de información donde
se están abocando no solo a tratar el tema médico taurino sino también a
recoger opiniones y más que eso a otorgar soluciones.
Bordando
sobre el tema de las mesas de trabajo las que se realizaran con una periodicidad
quincenal en la Casa de los Toreros, en
la más reciente salió a la palestra el tema médico recordando que se estaba a
unos días de cumplido el mes de la desaparición terrenal de un novillero y un
forcado cuyas muertes sobre todo la de
Eduardo del Villar Zamacona a decir de quienes le ‘inteligen’ a esto se pudo
haber evitado si en la plaza hubiese habido un médico y una ambulancia equipada
con personal especializado en atender golpes,
fracturas y cornadas y no solo un vehículo pintado de blanco, mas lo
recuperable después de los niños ahogados es que este asunto de la medicina
taurina fue tocado frente y por periodistas del más alto nivel por citar los
titulares de medios y colaboradores en sección taurina del; Al Toro México,
Ciudad Taurina, El Economista, El Sol de México, Charlas del Tupinamba, Chuy
Press, Grupo Imagen, Grupo Radio Centro
y La Red, La Jornada, La Prensa, Toro es Toro, Voces de luces, Mayo Imágenes,
Taurino Mexiquense en fin la presencia de estos profesionales de la información
y a los que a ellos se sumen colaborara de forma importante para difundir y
estar al pendiente de este aspecto tan relevante como lo es el de los servicios médicos.
Y solo una petición a los titulares de la
Asociación Nacional de Matadores y de el Capítulo Mexicano de la Sociedad
Internacional de Cirugía Taurina ‘¿Sería posible que dentro del marco de las
Tertulias Taurinas se volviera a repetir el impresionante, patético,
desgarrador, espeluznante, dramático material video grabado y filmado que se
presentó el jueves pasado en la sede torera para correrles invitación expresa a
las autoridades y empresarios de todo el país para que vean con su negligencia y tolerancia a quienes no cumplen con la obligación taurina
y moral de proveer Servicios Médicos Especializados lo que provocan, que va de
un chingadazo a un funeral?
Y
ojala estas imágenes como la de donde un
toro le arranca el pene a un torero y un
señor lo recoge y lo va a devolver a la enfermería pa’ que se lo zurzan al
diestro, o aquella otra donde los testículos destrozados y fétidos por la
infección tienen que ser reoperados y
abiertos por la mitad como mitades de limones para remediar el mal, o la secuencia
de como penetra un pitón por el cuello y destroza toda la cara mientras el
torero parece ahogarse en un mar de sangre y tantas otras por el estilo sirvan
para que los machos y hembras que
deliran por pavonearse en los callejones de las plazas ya sea como invitaditos
de rococó, colados habilidosos o de los medios golondrinos y ligeros quienes buscan que sus parientes y sus carnalitos los vean y ‘admiren’, con un gafetillo que no avala profesionalismo,
un microfonito de plástico, una grabadorcita destartaladita, una libretita con
hojas de papel higiénico o una camarita taiwanesa de esas de úsese y tirese,
tomen conciencia que un día se va a saltar un toro al callejón y lo menos que
les va suceder es que les perfore las nalgas y eso duele, sino pregúntenle al ‘El Piojo’ y a su
TRI que darlas en el área es doloroso.
Y a
los aficionados una súplica, una encomienda, una obra de caridad les pido; que
cuando vayan a una plaza ya sea monumental, de mampostería, portátil, de
trancas, fotografíen con su celular la ambulancia y donde esta estacionada, así
como el camino de salida y suban esas imágenes a las redes sociales, para que
las autoridades estatales sepan que si a quienes les otorgaron un permiso o
concesión para montar un festejo cumplieron con el más mínimo requisito
humanitario, que es, el de no provocar una muerte.
Los médicos de plaza
Víctor José López
Atrás se quedaron los toreros que morían
por cornadas. Hombres que morían por falta de atención debida hasta que al
Nuevo Circo de Caracas llegó el doctor José Izquierdo. Eminente cirujano,
destacado científico y profesor universitario que, además, fue el primero de
los aficionados a los toros que en Venezuela escribiera un Tratado de
Tauromaquia.
Al doctor Izquierdo en su paso por la
Enfermería del Nuevo Circo de Caracas lo acompañó el doctor Hernández Natera,
que logró justa fama por su intervención al potosino Pepe Luis Vázquez luego de
una terrible cornada sufrida por un toro criollo en febrero de 1947
Pepe Izquierdo, el Médico de Plaza más
famoso que por su jerarquía a atendido una enfermería en Venezuela, tenía fama
de excéntrico. Un día se llevó a su casa un toro de la ganadería de La Punta.
Fue el famoso toro “Brillante de La Punta”. Esta anécdota está reseñada en El
Cossío, y en el tiempo creció en el imaginario hasta convertirse en un toro de
Aleas o uno de Miura. Fue “Brillante” un toro corpulento, bien armado, que se
amansó con las caricias del mayoral Bolivita en los corrales del Nuevo Circo,
Bolivita. Brillante” salió al ruedo, pero desatendió capotes y muletas y fue
regresado al corral. No fue sacrificado y el excéntrico médico lo llevó a su
casa donde pastó en sus jardines por años
Pepe Luis Vásquez residía en Caracas
desde enero, cuando con una novillada del general Salvador Barreto, debutó en
el Nuevo Circo en cartel con el novillero español Álvarez Pelayo. Pepe Luis fue
el triunfador, y se colocó en los carteles de las temporadas de Maracay y de La
Victoria. Reapareció en Caracas el 24 de
febrero de 1946 con una corrida de Banco Largo, bronca y muy complicada. El
potosino fue herido de una gravísima cornada por el primero de la tarde. En la
enfermería de la plaza del Nuevo Circo fe atendido por el doctor Hernández
Natera. El capellán de la plaza, Monseñor Bernardo Heredia, le aplicó los
Santos Óleos, pues a Pepe Luis se le escapaba la vida en cataratas de sangre
por el boquete de la herida. Tenía cercenada la femoral y lo mantenían con vida
las generosas transfusiones de los aficionados durante toda la noche.
Al amanecer del 25 de febrero lo
trasladaron a la clínica Betancourt Ravard donde fue hospitalizado en salas de
atención con la precariedad de la época.
Hernández Natera no se apartó un segundo
de su lado y Pepe Luis Vásquez superó la situación.
Hoy el torero mexicano puede contar lo
terrible de aquel transe. El doctor Izquierdo siguió al frente como Médico de
Plaza, hasta que un día de 1953, que recibiera una cornada Luis Miguel Dominguín
cuando cerrado en tablas intentó un muletazo por alto a un berrendo de
Guayabita. Cuando intentaron sus
hermanos, Domingo y Pepe, ingresar en la Enfermería, surgió un serio altercado
con el doctor Izquierdo, que impidió que los Dominguín entraran a la sala de
curas.
Luis Miguel, en apoyo a sus hermanos,
abandonó la enfermería, salió de la plaza caminando y tomó un taxi que le
condujo al Centro Médico en San Bernardino. Todo por su propio pie. Las
declaraciones destempladas a la prensa de los Dominguín, mentirosa y
desproporcionada, ofendieron al eminente galeno que renunció a su cargo. Luis
Miguel acusó a Izquierdo de “estar bebido”, cuando todos sabían que el profesor
era incapaz de sorber un trago de alcohol. Lo que buscaba Dominguín era reunirse con una
señora casada con la que llevaba una relación inconfesable. Del Centro Médico
Luis Miguel se fue a la Playa Lido que recién se inauguraba. Más tarde, en una
de sus famosas entrevistas, Luis Miguel confesaría que “todas mis cornadas
llevan nombre de mujer, y la de Caracas fue la más seria de todas”.
A los años de aquellos hechos los
hermanos Visconti, Reinaldo, Rinaldo y Héctor, los tres médicos cirujanos y
administradores de la Clínica Las Mercedes, se encargaron de la Enfermería de
la Plaza de toros de Caracas. Su vocación de servicio, dedicación y experiencia
convirtieron al Nuevo Circo en una de las enfermerías mejor atendidas en el
mundo.
Héctor, el mayor de los hermanos,
organizó en Venezuela el I Congreso Mundial de Medicina Taurina, en el que
participaron eminentes exponentes de México, España, el Perú, Colombia,
Portugal, Francia e invitados especiales de los Estados Unidos. Esta reunión universal de médicos a cargo de
las enfermerías de las plazas de toros influyó en la reorganización de muchas
enfermerías de plazas americanas. Particularmente en Venezuela el doctor Moros
Adrián de Maracay convirtió la sala de curas de la Maestranza de Maracay en un
quirófano moderno.
Hoy, San Cristóbal, su Plaza Monumental,
cuenta con un joven médico que ha revolucionado Venezuela con su desmedida
vocación científica.
Me refiero al doctor Ricardo Benvenuto,
el cirujano que como Hernández Natera con Pepe Luis Vásquez, le salvó la vida
el 19 de octubre de 2008 al torero José Manuel Álvarez “El Canelo”. Un novillo
de Los Aránguez le secciono la femoral y la safena al novillero. Benvenuto en aquel
momento sin recursos en la enfermería, detuvo con métodos primarios la terrible
hemorragia y con la asistencia de su colega el doctor Jackson Ochoa trasladó al
Hospital de San Cristóbal a El Canelo. Le salvaron la vida, no hay duda. José
Manuel llegó a emergencia del Hospital agónico. Desde ese día aciago los
propios médicos al servicio de la Enfermería la convirtieron en una de las
mejor equipadas y mejor asistidas del mundo.
Los Médicos de Plaza merecen nuestro
reconocimiento y respeto, desde el doctor Fleming a todos aquellos que en
Madrid, México o en el Hospital Miguel Hidalgo de Aguascalientes, atienden a
los toreros.
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