‘Sin Temor a los Temores'
Sin duda, un hombre de la estatura gigantesca en lo cultural, en
lo taurino y en lo literario de Ernest Hemingway también debió de haberlo sido en lo humanístico, pues
solo así se puede entender el que impulsado por su espíritu aventurero, le haya
brotado ¿ Ó tal vez desde siempre? ese don que es la conciencia.
Esa conciencia, sin duda,
fue la que llevo a Hemingway a saber siempre ante quien y ante que estaba
parado y afrontar, con enjundia, con pasión, con valor y con coraje todos y cada uno de los retos que en si
significaban una nueva aventura, más es aquí donde uno se pregunta
¿y cómo lograba casi siempre conseguir el éxito?, pues lo lograba porque antes de ello ya se había percatado de
los temores siempre naturales en cualquier medida, que significaba el reto, y a
base de vencerlos con inteligencia y férrea voluntad se concientizaba de que lo
que vendría, siempre seria menos complicado, porque en la vida, nos enseña Hemingway,
que a lo que realmente hay que temerle es a no a atreverse a vencer nuestros
temores.
Hemingway va más allá, y
obsequia algunas confesiones sobre como venció los temores, y por ello estas
letras son un homenaje a un hombre que no tuvo temor ni envidia de compartir su
sabiduría.
Reflexiones
La espiral de nuestras vidas va del silencio al estallido, del
negro al blanco, de la ignorancia a la cultura, de la esclavitud a la libertad,
pero siempre se detiene o más propiamente, nos tiene anclados en un limbo que
llega a convertirse en infierno, que es el albero de los temores, los reales y
los irreales, los insuperables y los superables, los nuestros y los que sin
serlos los hacemos nuestros, pero siempre están ahí asechando, y
paradójicamente temerosos de que algún día despertemos plenos de confianza, de
combatividad y no solo los enfrentemos sino que los venzamos.
Pero en ello, aunque usted no lo crea, se nos puede ir la vida
misma, y es que el tiempo es uno de los aliados en el que cabalgan los temores,
esos que llegan a tener rostro en ocasiones y en otras solo se dejan sentir,
más la realidad es que nunca terminaremos de vencerlos, porque suelen renovarse
casi a cada instante de nuestras vidas, y ahí están siempre desde en los actos
más naturales como lo puede ser el cruzar una calle, hasta los casi heroicos de
enfundarse en un terno de luces y enfrentar a un demonio de media tonelada.
Lo interesante de todo esto es que en los millones de palabras
que Hemingway escribió, muchas nos enseñan que en la vida debemos de aprender
de los demás, y lo primero que hay que aprender es el temor de un síntoma que
se puede volver letal, si nos agarra desprevenido; así que reflexionemos y
actuemos en el nombre de la conciencia.
Temor
I
‘Temía
estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.’
Ernest Hemingway
Solo
Hoy el temor ya no es alternante, porque he aprendido a
querer al que traigo tatuado en mi piel de seda y oro, sin
olvidarme de mis días en que corría la legua a golpe de calcetín, untado de
mezclilla, camisilla zurcida , faja colorada, paliacate en el cogote y cachucha
raída como el alma misma, por la desesperanza y el desaliento del que lucha y
no ve la suya hasta que hace propia la arena bravía y torera, esa en la que si
se triunfa y se asegunda, se va por
otra y otra tarde… y da pa’ distanciarse del
ayer del temor, y si no pa’
seguir cavando un presente sin futuro.
Temor II
‘Temía
fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando lo intento’
Ernest Hemingway
Intento
El temor es la antesala del miedo, que en el toreo es cornada
abierta y herida que no cierra, y gangrena el alma y el espíritu de aquellos
que están castrados de valor, de enjundia, de decisión, que son los avíos de
los usurpadores que se atreven a vestir de luces, los que viven en el limbo
que, en sí, es el fracaso de los que no intentan ni morir en el intento, ni
mucho menos vivir en el contento.
Más existe un miedo mayor a no intentar, y ese miedo es el
fracaso de no darse valor pa’ asumir que más vale la honestidad que la
falsedad.
Temor
III
‘Temía
lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos
opinan.’
Ernest Hemingway
Opiniones
Es la sociedad, los prejuicios, la incomprensión, los tiempos,
los intereses, los políticos, la falsa moral, el exhibicionismo, los
extremistas, los ignorantes, los enemigos de las artes, incluso quienes están
poseídos por la envidia, son los que atacan a mi fiesta, la Fiesta de Toros,
¿Por qué?, ¿Por qué nací pa’ vivir como rey?, ¿Por qué los seres humanos en
edad madura no pueden luchar por conservar su vida y yo sí?, ¿Por qué vengo de
una estirpe donde el trapío es galanura?, ¿Por qué poseo los dones de la
bravura, la casta, la nobleza?, no lo sé, solo sé que las opiniones contrarias,
hieren , lastiman, perjudican pero nunca acabaran con mi raza, porque yo he
nacido para morir en la plaza, en la más digna de las muertes, la de la Suerte
Suprema.
Temor IV
‘Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mí
mismo.’
Ernest Hemingway
Fe
El hombre nace como el sol y la sombra del tendido, como el
día y la noche, diferentes, pero todos por igual con temores y
miedos que deben de ir desapareciendo,
al alimón que el cuerpo y el espíritu crecen, de ahí que el
hombre que no desarrolla las virtudes de fortalecerse y valorarse a sí mismo jamás alcanzara los
medios, que es donde torean los que están plenos de valor y confianza, ésa de la que solo se
podrá gozar si uno cree firme y convincente en
su propia fe, porque si yo mismo no creo en mí, siempre estaré a la esperanza de que los demás lo hagan por mí y eso es temor,
cuando lo que se necesita en esta vida es temeridad.
Temor V
‘Temía al dolor hasta que aprendí que éste es necesario para
crecer.’
Ernest Hemingway
Crecer
Solo existe una divisa que permite crecer pleno, y sin la cual
solo se estará existiendo o transitando, pues quien no ha toreado el dolor
siempre vivirá bajo la amenaza de la fragilidad, por ello no debemos temerle ni
rehuirle por más que cale, solo hay que estar preparados para lidiarlo, siempre
bajo el principio y la firme creencia que todo lo que duele fortalece, así que
siempre alertas y listos pa’ salirle al toro del dolor, que si bien no es un
turrón, sí es un trago amargo, que hay
que pasaportarlo, una y otra vez, porque el crecer es una faena que nunca debe
decrecer, por ello a plantarle cara a la vida aunque nos venga adolorida, pues
siempre será la maestra de la vida misma.
Temor VI
‘Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las
mentiras’
Ernest Hemingway
Verdad
El agua, el viento y las verdades son elementos, que si no son
claros, trasparente y nítidos enturbian la vida de la naturaleza y de los seres
que la habitan, en cualquiera de sus especies, más sin embargo, el hombre las
va capoteando con frecuencia, por la razón de que tal vez no conoce el
beneficio de las cristalinidad, pero ello, a final de cuentas, es un plus en la
vida de los seres humanos. ¿Mas, nos hemos puesto a pensar lo que significa
vivir entre nubarrones, engaños y mentiras? eso sí que es un daño a nuestra
moral, integridad, honestidad y ética ¿porque no armarnos de valor y tomar al
toro por los cuernos? afrontando cualquier verdad por dolorosa que pueda ser y
no seguir escondidos dentro del disfraz de la deshonestidad, que a fin de
cuentas es la cobardía del que le teme a la verdad.
Temor VII
‘Temía al a muerte, hasta que aprendí que no es el final sino más
bien el comienzo’
Ernest Hemingway
Vida y Muerte
Si la vida es un acto al que se llega así sin más, ¿entonces por
qué temerle con tintes hasta pavorosos al fin de ella, si fue un regalo, que
traía un destino llamado muerte? ¿Vale la pena temerle a algo tan natural como
la muerte? ¡Claro que no!, ¿entonces porque no meterle filosofía a la vida de
cara a la muerte? y pensar al libre
albedrio, en cómo no cargar una loza temerosa, y si en cambio pensar en cómo ir
ligero por la vida para así llegar ídem a la muerte, y aunque nada está
comprobado, un gran pensador como lo fue Hemingway, pensaba que la muerte no es
el final sino el comienzo ¿ de qué?, eso depende de sus creencia, yo lo que
pienso es que siempre los comienzos son esperanzadores, así que fuera temores,
que ya lo expreso el gran trianero Juan Belmonte ‘Quién dijo miedo si pa’ morir
nacimos’
Temor VIII
‘Temía al odio, hasta que me di cuenta que no era otra cosa más que
ignorancia’.
Ernest
Hemingway
Ignorancia
Todos los instintos, todos los pecados, todas las
desviaciones que emanan del odio denotan proclividad a los retorcimientos del
alma, a todo lo insano que significa
vivir o más bien morir, por los agobios vánales que desfoga la maldad, la perversidad, esa que daña al
prójimo y que termina devastando a quien la genera, pero eso, eso es problema del enemigo, al que como antídoto hay que detectarlo primeramente
en sus alcances que, si son físicos o
materiales nos obligaran a andar en la
alerta y si solo son verbales, démosles el
trincherazo, y cual maestro torero, estemos prestos a pegar el mejor de
los ‘desdenes’, que es propio de quienes saben que el odio es puya, pero
el ignóralo es toledana.
Temor IX
‘Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.’
Ernest
Hemingway
Reír
Que adusto y hasta patético debe resultar vivir, o
más bien no vivir, por estar aprisionados en el temor que significa el tomarnos
demasiado en serio, pensando que todo aquello que no está almidonado,
acartonado, tieso, arrugado es ridículo, cuando lo ridículo y a lo que le
debemos de temer es a no aprender que si
nos reímos de nosotros mismos, lo que pueda venir de la demás gente nos
estará provocando risa, pero sobretodo el aprender a reírnos nos permitirá
vernos agraciados con la enseñanza gratuita,
que bien aprendida nos otorgará el titulo más redituable, que es el de no
preocuparnos por lo que no vale la pena, así que vámonos riendo ahora que
estamos a tiempo y recordemos que más vale el instante de una carcajada, que
una vida de amargura.
Temor X
‘Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a
día.’
Ernest
Hemingway
Sabiduría
A fuerza de ser sincero, eso de querer maridar la
vejez con la sabiduría francamente viene siendo un camelo que además no tiene
razón de ser, pues por principio de cuentas si así fuese la vida sería una
fábrica de ‘sabios’, y entonces en lugar de que circularan premios de
jubilación deberían de circular Premios Novel, pues todos serian ‘sabios’, esto tiene un razonamiento y lo es meritorio en ambos casos y por
separado, ahora que si aparte de ser viejo se cultivó por años la capacidad y
desbordo la normalidad, entonces sí se puede calificar a un hombre viejo como
sabio, mientras tanto ojalá los viejos se preocupen por ser dignos, y los que
todavía no, por prepararse a serlo,
comenzando por no tener miedo a asumirse
como tal.
Temor XI
‘Temía
al pasado, hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede
herirme más.’
Ernest
Hemingway
Pasado
Si en el pasado de todo ser humano siempre ha habido
una canasta de logros y felicidad, como también un costal de errores y
desdichas, y se tiene en el presente la oportunidad de elegir ir más ligero
¿Por qué temerle a los recuerdos del pasado cuando bien se pueden dejar
enterrados allá, en el pasado?, en lugar de ir cargando esa pesada carga, que
con los años llega a convertirse no nada más en una loza sino en un freno al
propio crecimiento, y más aún nos hemos puesto a pensar ¿ si nosotros mismos
somos responsables de ese pasado, o lo fue el destino o las circunstancias? lo
cierto es que como haya sido es pasado, pero también es olvido que llama, o que
cuando menos requiere de pasarle la podadora a lo que hay que podar.
Temor XII
‘Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una
estrella.’
Ernest
Hemingway
Luz
Las tinieblas, el inframundo, la oscuridad existen
porque existen seres que nacieron para sucumbir poco a poco en la oscuridad, y
esos especímenes son aquellos que anuqué temerosos y seguramente incomodos, no
se atreven a levantar la cabeza y mirar hacia arriba, que es donde el cielo se pinta de colores y
se adorna de luminosidad hasta alcanzar la refulgencia, que solo las estrellas
brindan en caudalosa lluvia; que no tiene más límites para acceder a ella que
la convicción de que la luz siempre estará al final de los senderos oscuros,
por ello lo importante es siempre mirar adelante, cual Puerta de Cuadrillas,
donde después de la oscuridad espera la luz luminosa de la pandereta torera.
Temor XIII
‘Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa
necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.’
Ernest
Hemingway
Volar
Pasan los días con sus noches a cuestas y el hombre sigue deambulando, sigue atemorizado entre la duda de seguir vegetando o navegando a media agua, sin atreverse a tomar impulso rumbo a los vientos del cambio, ese que todos necesitamos alguna vez, pues la vida por su propia naturaleza es mutante y con ella todo varia, más lo importante es nunca jamás tenerle miedo a ello, y menos dejar de provocar el cambio, pues en él va implícita incluso la sobrevivencia, no nada más en el aspecto físico, que no se detiene sino en lo moral, en lo espiritual, que a final de cuentas es lo que permite a los seres abrir las alas y volar, volar, volar.
Pasan los días con sus noches a cuestas y el hombre sigue deambulando, sigue atemorizado entre la duda de seguir vegetando o navegando a media agua, sin atreverse a tomar impulso rumbo a los vientos del cambio, ese que todos necesitamos alguna vez, pues la vida por su propia naturaleza es mutante y con ella todo varia, más lo importante es nunca jamás tenerle miedo a ello, y menos dejar de provocar el cambio, pues en él va implícita incluso la sobrevivencia, no nada más en el aspecto físico, que no se detiene sino en lo moral, en lo espiritual, que a final de cuentas es lo que permite a los seres abrir las alas y volar, volar, volar.
Reflexión Final
‘Hagamos que nuestras
vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que
al final siempre hay algo más.
Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado.’
Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado.’
Ernest Hemingway
Lección
Por siempre, serán los genios de los que hay que
aprender la maestría de la vida, esos personajes que rompen moldes y marcan
diferencia, como lo fue y lo es Ernest Hemingway, un hombre que a través de sus
letras, que en sí son latidos de su corazón, le aprendí que todos los días se
vive, pero siempre será mejor vivir sin temores.
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