lunes, 1 de febrero de 2016

No es lo mismo, que lo mesmo.


                                                              ¡NO ES DIOS!, ES TOMÁS.


Antes de que todo lo que tenga que suceder, suceda. El domingo 31 de enero a las doce de la tarde,  la circunferencia de la Plaza México,  se vestirá de arte cuando ‘Manolo Martínez, genio y figura’ emerja a la tierra convertido en imágenes  de devoción, salidas de la cámara de otro número 1, Donaciano Botello, su fotógrafo élite, con las letras entre otros de Leonardo Páez, Víctor López ‘El Vito’, Rafael Cardona’ e impresas en un libro de auténtico lujo, el cual, ahí mismo, en la Asociación de Matadores, que es la casa de los toreros, usted será su propietario mediante un trueque de lana por arte.



 Y ya después le damos curso a lo que por siempre ésta tinta ha venido sosteniendo  referente a que los terrenos  donde se para el toreador de almas José Tomás / Pepe Tomy, son donde se ponen  todas las figuras del toreo,  la  aseveración no admite discusión, porque hasta el cieguito Hipólito, el de la película de Santa, ha constatado eso y pa’ más frescura giremos  el pescuezo y veamos  donde se puso el domingo último el ‘Juli’ con la diferencia de que éste en los últimos años, lo ha hecho cientos de veces mientras que Tomás, solo en escasas ocasiones, ahí es donde radica todo el asunto de éste  cometa de la tauromaquia, el  que desde luego ha abrevado  en letras y en lenguas viejas de las que se nutre para saber perfectamente que hacían los toreros que lo antecedieron para conmover con sus interpretaciones  y las cuales convergen en un punto medular, que es el pisar con compromiso, lo cual sea dicho, en ese tenor lo han hecho subrayadamente Juan Belmonte, Joselito, ‘Manolete’, ‘El Cordobés’, Paco Ojeda, ¿la diferencia? que este hombre como tiene todo el tiempo del mundo, pues no torea más que cada día de San Juan y desde luego la tatema le trabaja,  ha ideado o más correctamente implementado una fórmula redituable que es la de impactar, atraer, subyugar con  menos  esfuerzo, desgaste y para ello se ha construido un mito entorno a él mismo, basado en algunas de sus aristas en mantenerse en secreto como estrategia para que el mismo filtre o provoque que sus ‘secretos’ se vuelvan públicos y con eso fortalecer mediante el morbo su esquema mercadotécnico, vayamos al ejemplo, la gente se pregunta ahora mismo ¿dónde ha estado o que está haciendo?  nadie lo sabe, más sin embargo,   muy a la calladita  a determinadas  personas claves, les filtra, él o su clan que Tomás está en trance de entrenamiento en San Luis Potosí,  en la plaza del domo donde desde luego a puerta cerrada se viste de seda y focos, ensaya el paseíllo y se despacha unos  cuadrúpedos ¡Uff! mi cuate que místico es eso… bueno eso es solo algo de cómo funciona el aparato tomasino, publicidad pura en base al ocultismo que paradójicamente   al madrileño  le funciona, porque  haciéndose el interesante  se deja ver y sentir a través de los medios y de las redes sociales, que dicho sea de paso es donde radica gran parte de su fuerza de expansión,  más lo interesante por encima del oropel, del boato, es saber si  el domingo apoyado en lo que carga dentro del escroto se va a pasar por el caracol del ombligo  ¿a quienes? a unos cómplices chapuceros o a unos cinqueños plenos de trapío lo cual incluye kilos, volumen, catadura de cuernas y que no estén tocados de sus puntas, de ser así lo que  haga, que tampoco será nada nuevo dentro de su estilo tremendista, habrá valido la pena por algunas razones como  volver a ver la plaza rebosante como pezones que se desbordan entre la seda de un corpiño dominguero, así que ante ello solo desear suerte  a la guapa doctora Mónica Jiménez Sequeiros, por si esa tarde aparte de adornar el callejón, tomar extraordinarias imágenes desde el palco de médicos, tiene que hacer faena enfundada en bata blanca y con ello se convertirá en la mujer más  envidiada pues nadie tendrá más cerca de sí y podrá tocar la piel del hombre  que ha metido en ebullición a la afición al son de aquello; ‘Junto a una mancha de sangre, que el sol se quiere beber, hay un ramo de claveles y un sombrero cordobés…’ letra Agustín Lara.



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