lunes, 7 de marzo de 2016

Castran el pensamiento infantil


El Toro en México

Por Bardo de la Taurina

En este país del águila y la víbora,  en el que un día se tuvo  respeto y orgullo   por su gente decente y pujante,  por su historia, por su arte, por sus tradiciones, por su cultura, por sus gobernantes, por los símbolos nacionales y sus instituciones, incluyendo al ejército nacional, ese que en estos días nos llevó al mayor desconcierto, desaliento y desilusión cuando se prestó a escoltar y custodiar a un  seudo político, usurpador de la representación de un pueblo, lo que sucedió cuando el sujeto a quien mientan Cuauhtémoc Blanco con ese arrastrar la cobija se fue a ‘cascarear’ un soccer y bueno, si esa falta de ética, de respeto, de vergüenza es la de uno politiquillo que se mama nuestros impuestos, pues nada nos debe de extrañar que otros ídem se columpien en ese mecate de la oscilante búsqueda de notoriedad.

Las cámaras de senadores y diputados no se vaya a creer que aquí velan o ven por el pueblo, ¡no, no, no! aquí uno de edad menor pero chupador del presupuesto un tal Barbosa Huerta le dice pepenador a otro que peina canas como lo es Bartlett Díaz y por solo ese hecho se le debe de respetar, así se hablan desde la curul como si estuvieran en los tiraderos de basura putrefacta ¡Qué asco! además hay que decir que de esos y de esas  pululan en todos los partidos en los que ahora a los depredadores de la cultura y franco tiradores del arte, les ha dado por arrodillarse y lamerle  la ideología retorcida a un desadaptado de origen argentino Leonardo Anselmi.

Y aclaro de una vez que he tenido y tengo admiración por grandes sudamericanos celestes como Carlos Gardel, Ernesto Guevara y Leonardo Messi y me agrado que el argentino que vive en Roma se metiera a la Catedral Metropolitana, la que antes fue plaza de toros y les leyera la cartilla a los de las sotanas guangas empezando por el tal cardenal de la Ciudad de México, vuelvo a la hebra esa donde ahora los referidos politiquillos no paran de tirarle a todo lo que es público y del dominio nacional, como lo son las corridas de toros.

Fiesta ésta que Iberia como Madre Patria le brindo a la Nueva España, hace ya casi quinientos años convirtiéndola con ello en la actualidad en la fiesta y tradición popular más antigua de este país ensangrentado, vapuleado, devaluado económicamente y desolado de esperanzas, en el que no se ve  futuro taurino, si ahora los legisladores y politicuchos de marras, no conformes por ver que su combatividad en contra de la Fiesta de Toros no les está dando los rápidos resultados de exterminio que tienen planeados y con los que sueñan orgásmicamente y de los que hay que considerar lamentablemente  que algún día consigan cristalizarlos. Y es que si  a esa lacra de los que cobran por poner las nalgas en las curules, le sumamos a los vándalos que se alquilan como anti taurinos y todavía pa’ acabarla de joder le agregamos a la gente de dentro del toro que con actitudes deshonestas engañan al público dando festejos con animales carentes de los mínimos requisitos pa’ ser lidiados  y ante ese fraude va llegar el día en que los aficionados dejen de asistir a un espectáculo degradado y entonces las  plazas de toros se volverán ruinas o centros comerciales que para el caso es la mismo.

Más dentro de todo ese desastre lo que no se puede dejar de denunciar, es el hecho aberrante, discriminatorio, repugnante, vomitante con el que esos tipejos están tratando de castrar la libertad de pensamiento, acción y gusto de los niños mexicanos, ¡cuidado! porque esta acción de prohibirles asistir a un evento sea cual sea tomados de las manos de sus padres, abuelos hermanos es atentar contra la libertad de los seres pequeños y peor aún es el principio de una corriente de manipulación enfermiza y de graves consecuencias, no debemos de permitir de ninguna manera y a como sea, que nos manipulen las mentes de nuestros niños o nietos y menos que los usen como instrumento para una causa repugnante como es gobernarle su mente a quien sea, pero más a los niños.

¡Ya estuvo suave! que cuando no los religiosos andan atemorizando a los niños con  ese cuento azufrado del pecado, el diablo y el infierno, lo hagan esos malparidos que con tal de ganarse unos votos pretenden manipular y castrar a la semilla de los pueblos, que son, sus infantes.

 

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