Las leyendas suelen
perdurar mientras la regadera del fervor popular las siga regando, como en el caso de Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’,
el cual como la mata sigue dando pa’ prender
la mecha del recuerdo, de este personaje que logró metérsele a la gente en el regazo
de sus sentimientos, aprovechando que la tierra estaba hambrienta de acoger a
un fuera de serie, que gozaba de oficio,
paciencia, habilidad, realidad, imaginación
y oportunismo, apoyado en un carisma y una labia que tenía a flor
de piel, más lo sorprendente de ello era que poseía con que sostener lo que
hacía y lo que decía, su éxito, más del final que de los principios se debió a
que mamo mucho de lo novelesco, en lo que está sustentada la Fiesta Brava, era terco
hasta la exageración de quien todo lo quería a su manera y ahí es donde radicaba su
grandeza, que él era dueño de una manera
muy personal de ser, tenía sello, el cual fue aumentándolo y corrigiéndolo día
a día, desde hace cincuenta años cuando
venía al ‘ombligo del cuerno’, como le decía a la capital en la que un día
apareció a la vera de otro personaje del que abrevó a borbotones Jorge Reyes
‘El Soberano’, amo y señor de Los Viveros de Coyoacán, de aquellos tiempos
cuando chupábamos sin cartilla, recuerdo que ‘El Pana’ con el ingenio y la
malicia afilaba la lengua de doble filo
y con ella le arreaba a los personajes que eran luminarias con lo cual fue
construyendo parte de su leyenda, sustentada siempre en su convicción de que él
en la vida real, era un personaje novelesco de su propia novela, la que capítulo a capítulo adosaba y por eso no
era sencillo seguirle la hebra almacenaba en la tatema datos y hechos y los
sacaba de la chistera cuando llegaba el momento oportuno.
Era muy vivo, que es distinto a ser
inteligente, tenía la idea de crear una industria que echaría a andar después
de que saciara una de sus obsesiones, la de confirmar en las Ventas de Madrid y
además soñaba con retacar aquello hasta la bandera, de lo de su corporativo
taurómaco hay que decir que iba a
explotar el filón de los festivales,
haciendo bueno aquello del poeta Morales el bohemio del Tupinamba, que se
plantaba en el recinto de la calle de Bolívar y le pegaba al toro de la
imaginación unas Verónicas de ensueño, al tiempo que recitaba lo del ‘Toro
chico y el billete grande’ analizaba cual debería de ser el arancel que él debía
cobrar, ¡sí! cobrar, ¿pues a poco usted cree que los toreros que tienen nombre
van a los festivales benéficos de a grapa? Como si les moviera la vena aorta
ayudar a una causa, no voy a entrar a ese tema donde los honorarios se
disfrazan, en las más de las veces en gastos fijos que implican, transporte,
pago de cuadrillas, desplazamientos incluyendo los caballos cuando el caso así
lo exige, viáticos, hospedajes, todo más maquillado que el disfraz de Michel
Jackson, la otra vertiente era que iba ‘con solo barro, a formar, su creación perfecta, con sus dos manos modelaría,
y les daría la forma correcta’ a una docena (apóstoles) de ‘Panitas’ y es que
pensaba que si los de ‘Tauromagia’ ahí andan levantando parné cuanti más los de
‘Brujolandia’, la idea no la compartimos
por el hecho de que esta pluma no cree en los toreros hechos en troquel y sí en
los de sello, que eso fue el sello del ‘Pana’, con la agravante de que debió de
haber nacido algunas décadas atrás, pa’ valorarle que toreara como torero y oliera
a vino, tabaco y mujeres.
Por ello es oportuno
decir que hoy jueves 30 en la nochecita, su espíritu estará presente en lo que se ha
denominado ‘Por Brujerías’ de la
creatividad del artista fotográfico Emilio Méndez, quien logró atraparlo en el
tiempo de sus andares por España, Francia y México. La cita es, en la Asociación
de Matadores donde la entrada será gratis,
el cafecito y las banderillas ídem y hasta libros se van a regalar.
Y me voy con ésta –Si
algún día vuelve haber un ‘Pana’, es porque ha resucitado. –
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