domingo, 26 de marzo de 2017

Flores el mexicano, puso todo y Marcos el español, enmarco la tarde.




Este fin de semana el cotarro taurino anduvo harto variadito en cuanto a los nombres que se pusieron en las marquesinas taurinas y que parece que sumándolos de uno en uno, llegaron a quince toreadores en la capital y la periferia, lo cual nos quiere decir que si dos, al parecer de esta pluma, fueron los que merecen resaltarse,  Sergio Flores y el novillero español Marcos, dentro del territorio,  de Texcoco.

Pues sí, en esa tierra, en orden primero, que así lo cito, porque como sucedió el sábado se dio un festejo en la plaza de toros de Cinco Villas, en el que  arribota aparecía el nombre de Pablo Hermoso Mendoza y a su vera el de Sergio Flores, el del novillero español Marcos y saltando de la chistera se agregó el de Cristóbal Arenas ‘El Maletilla’, el despeje de plaza se dio cuando el sol ya taladraba el medio día y ante una concurrencia que andaría oscilando entre media bascula y su pilón copeteado y esto lo digo sin temor a pecar, primero porque no creo en el pecado y porque se me hace muy hipócrita por parte de algunos comunicadores siempre tratar de ocultar o abultar lo que se registra en las hileras destinadas a asentar las asentaderas, ¿a qué se debió que el graderío no reventara con gargantas hasta la azotea?, pienso  que habría que achacárselo a que Hermoso de Mendoza desde hace un rato ha venido dejando de ser tan atractivo como una cereza en el pastel.

Sí, así tal cual y es como no debemos  restarle un ápice al extraordinario jinete que lo es, tampoco debemos dejar de señalar que la gente ya se ha venido dando cuenta de las dimensiones descomunales de los rejones de inicio o apertura que les mete a los toros, además de percatarnos de los traseros que a propósito los coloca con el objetivo de disminuir ventajosamente a los toros y eso obviamente le ha restado interés a su show, además en lo particular el sabadazo  anduvo sin puntería en todas las líneas, incluyendo las de muerte.

Sergio Flores empezó en Cinco Villas y terminó en la plaza de toros que está dentro de las instalaciones de la Feria Internacional del Caballo 2017, la continuidad del bien andar de un camino que ha venido cuesta arriba y con aludes de piedras de todos tamaños y colores, las cuales ha venido sorteando con una llave de combinaciones, en las que incluye la buena academia, la interpretación personalísima del concepto arte, una dotación que no le dobla el lomo con el peso abultado del valor y sobre todo eso que marca la diferencia que lo es el grifo siempre abierto de la enjundia, virtudes éstas que de seguirlas conjugando lo van a llevar hasta conseguir no la etiqueta de un grande, sino la verdad de serlo, lo cual radica en que los grandes lo son, por ser muy pocos.

Me jacto de haber estado convocado a Cinco Villas desde el día de la inauguración, lo cual me parece debió de haber ocurrido allá por el mes de noviembre del 2011 y a partir de ahí he checado tarjeta casi siempre con excepción de algunos festejos que dieron con bambinos, en ese correr de los años puedo asegurar que dos novilleros me han llenado, el mexicano Antonio Mendoza y el que recién me impresiono, el español  Marcos quien debuto sin caballos  en Illescas en el 2015 y con equinos lo hizo en Cuenca en el 2016 a partir de lo cual ha venido con papel calca repitiendo los triunfos y adjudicándose certamen tras certamen.

Marcos Pérez Hernández que es su nombre completo, desde que se abre la puerta de cuadrillas exhibe una figura torera, delgada como varita de nardo y forrada de elegancia a partir de la cual despliega un toreo sobrio, inmaculado sin espacios pa’ las sonrisitas, ni mucho menos pa’ los adornillos de fácil impacto, nada de eso y sí mucho de aquello que es el bien torear, en concreto, realizó una primera faena que dejó al descubierto la falta de sensibilidad de los asistentes pa’ valorar una faena labrada sobre mármol a la que sumo otra por el estilo, sin más pétalos de jazmín grábese este nombre Marcos, un marco que remarco lo torero en el albero.

Cerró ‘El Maletilla’ con un becerro al que pa’ torearlo había que pararlo primero, lo cual no se logró porque el canijo era de cuerda y a estas horas ha de seguir por ahí en desaforada carrera, eso sí, asombrado por no haber podido doblegar al gigante pequeño Cristóbal Arenas.

De lo que no sucedido en la Plaza México solo decir  que un toro de Marco Garfias le partió horrorosamente las carnes de las extremidades, derecha e izquierda a un matador que está ingresado al hule con el nombre de Gerardo Adame, de los que salieron por su propio pie estuvo Fabián Barba quien cenó oreja en salsa verde, Cristian Aparicio quien puso el buen gusto en el ejecutar y hasta subrayo en momentos precisos y José Murillo quien  a estas horas anda en busca de  por qué agujero, se le escapo el triunfo grande.

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