Este fin de semana el cotarro taurino anduvo harto variadito
en cuanto a los nombres que se pusieron en las marquesinas taurinas y que parece
que sumándolos de uno en uno, llegaron a quince toreadores en la capital y la
periferia, lo cual nos quiere decir que si dos, al parecer de esta pluma,
fueron los que merecen resaltarse, Sergio
Flores y el novillero español Marcos, dentro del territorio, de Texcoco.
Pues sí, en esa tierra, en orden primero, que así lo cito,
porque como sucedió el sábado se dio un festejo en la plaza de toros de Cinco
Villas, en el que arribota aparecía el
nombre de Pablo Hermoso Mendoza y a su vera el de Sergio Flores, el del
novillero español Marcos y saltando de la chistera se agregó el de Cristóbal
Arenas ‘El Maletilla’, el despeje de plaza se dio cuando el sol ya taladraba el
medio día y ante una concurrencia que andaría oscilando entre media bascula y
su pilón copeteado y esto lo digo sin temor a pecar, primero porque no creo en
el pecado y porque se me hace muy hipócrita por parte de algunos comunicadores
siempre tratar de ocultar o abultar lo que se registra en las hileras
destinadas a asentar las asentaderas, ¿a qué se debió que el graderío no
reventara con gargantas hasta la azotea?, pienso que habría que achacárselo a que Hermoso de
Mendoza desde hace un rato ha venido dejando de ser tan atractivo como una
cereza en el pastel.
Sí, así tal cual y es como no debemos restarle un ápice al extraordinario jinete que
lo es, tampoco debemos dejar de señalar que la gente ya se ha venido dando
cuenta de las dimensiones descomunales de los rejones de inicio o apertura que
les mete a los toros, además de percatarnos de los traseros que a propósito los
coloca con el objetivo de disminuir ventajosamente a los toros y eso obviamente
le ha restado interés a su show, además en lo particular el sabadazo anduvo sin puntería en todas las líneas,
incluyendo las de muerte.
Sergio Flores empezó en Cinco Villas y terminó en la plaza de
toros que está dentro de las instalaciones de la Feria Internacional del
Caballo 2017, la continuidad del bien andar de un camino que ha venido cuesta
arriba y con aludes de piedras de todos tamaños y colores, las cuales ha venido
sorteando con una llave de combinaciones, en las que incluye la buena academia,
la interpretación personalísima del concepto arte, una dotación que no le dobla
el lomo con el peso abultado del valor y sobre todo eso que marca la diferencia
que lo es el grifo siempre abierto de la enjundia, virtudes éstas que de
seguirlas conjugando lo van a llevar hasta conseguir no la etiqueta de un
grande, sino la verdad de serlo, lo cual radica en que los grandes lo son, por
ser muy pocos.
Me jacto de haber estado convocado a Cinco Villas desde el día
de la inauguración, lo cual me parece debió de haber ocurrido allá por el mes
de noviembre del 2011 y a partir de ahí he checado tarjeta casi siempre con excepción
de algunos festejos que dieron con bambinos, en ese correr de los años puedo
asegurar que dos novilleros me han llenado, el mexicano Antonio Mendoza y el
que recién me impresiono, el español Marcos quien debuto sin caballos en Illescas en el 2015 y con equinos lo hizo
en Cuenca en el 2016 a partir de lo cual ha venido con papel calca repitiendo
los triunfos y adjudicándose certamen tras certamen.
Marcos Pérez Hernández que es su nombre completo, desde que
se abre la puerta de cuadrillas exhibe una figura torera, delgada como varita
de nardo y forrada de elegancia a partir de la cual despliega un toreo sobrio,
inmaculado sin espacios pa’ las sonrisitas, ni mucho menos pa’ los adornillos
de fácil impacto, nada de eso y sí mucho de aquello que es el bien torear, en
concreto, realizó una primera faena que dejó al descubierto la falta de
sensibilidad de los asistentes pa’ valorar una faena labrada sobre mármol a la
que sumo otra por el estilo, sin más pétalos de jazmín grábese este nombre
Marcos, un marco que remarco lo torero en el albero.
Cerró ‘El Maletilla’ con un becerro al que pa’ torearlo había
que pararlo primero, lo cual no se logró porque el canijo era de cuerda y a
estas horas ha de seguir por ahí en desaforada carrera, eso sí, asombrado por
no haber podido doblegar al gigante pequeño Cristóbal Arenas.
De lo que no sucedido en la Plaza México solo decir que un toro de Marco Garfias le partió horrorosamente
las carnes de las extremidades, derecha e izquierda a un matador que está
ingresado al hule con el nombre de Gerardo Adame, de los que salieron por su
propio pie estuvo Fabián Barba quien cenó oreja en salsa verde, Cristian
Aparicio quien puso el buen gusto en el ejecutar y hasta subrayo en momentos precisos
y José Murillo quien a estas horas anda en
busca de por qué agujero, se le escapo
el triunfo grande.
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