Jueves Santo que
exhorta a la reflexión en el ámbito de lo personal y de nuestro entorno,
producto de ello llegó a la conclusión
que en este negocio de la liturgia taurina donde pululan los judas y los
fariseos, los justos y los pecadores, cada quien tiene un lugar en su altar,
siendo el de mayor altura en el que se hallan los toreros que nos
despiertan ese sentimiento de orgullo que
nos da pa’ colgarnos en el pezuelo el escapulario de istas, ¿hoy usted siente
siente verdadero orgullo, por algún torero mexicano?, pa’ ubicarnos en la
dimensión de lo que estamos hablando en su momento ese orgullo al que me
refiero lo despertaron en México matadores de la talla de Alberto Balderas “El
Torero de México” y Silverio Pérez, en la novillería Félix Guzmán, ya
echándonos más pa’ acá en ese rubro se situaron: Manolo Martínez, Eloy Cavazos,
“Curro” Rivera, *David Silveti y Rodolfo Rodríguez “El Pana”. *solo al final de
sus carreras.
En el ámbito de los toreros españoles y visto desde México y basados en la huella que dejaron a su paso podríamos referirnos a dioses de la estatura de Manuel Rodríguez
“Manolete”, Manuel Benítez “El Cordobés”, Paco Camino, Pedro Moya “El Niño de
la Capea’ y actualmente José Tomás, aclarando que una cosa es la idolatría y
otra la maestría.
Y si aquí, ¿cabría el futurismo? Todo indica que ya está en
la sacristía el peruano Andrés Roca Rey,
ya que este tipo de torero desde las primeras de cambio dejan ver que están
hechos pa’ encender el fanatismo, sin que esto quiera decir que necesariamente
sean los mejores entre los mejores, en donde bien entronizados se hayan Enrique
Ponce, Morante de la Puebla, Julián López
“El Juli” y José María Manzanares.
Los toreros mexicanos
que se disfrutan podrían ser los de la llamada ‘Baraja’, de los que hay que decir que
hace rato que ya todos tocaron techo, los nombres de ellos ya pa ´que los repetimos
si a través de los últimos diez años los hemos visto en los carteles con más frecuencia que el
salero en la mesa, más aquí habría que hacer un inciso pa’ señalar que en este
rubro existen hoy dos toreros que pudiera ser, que con más campo, más toros, mucha
inteligencia, y una fundada obsesión
por llegar a la cima lo podrán lograr,
del brazo de la entrega, la enjundia, la
asimilación de técnicas superiores, el definitivo encuentro con su sello propio
y la concentración que es lo contrario de la divagación a la hora de estar
frente al toro, ellos son Sergio Flores y Ernesto Javier “Calita”, y sí señalar
que por sus edades y por el tiempo que han andado en esto los logros y avances se tienen que dar en exprés y
con contundencia porque si no lo hacen así la penitencia va a ser el
enfriamiento y el olvido, y ojo empresarios por lo diametral de los estilos, de
sus formas de ser y de su físico, con ellos se puede armar esa pareja
interesante que tanto bien le haría a la fiesta, a la que le urge salir del
letargo, al que mucho han colaborado las llamadas zonas de confort, o como dijo
aquel –yo prefiero soñar en mi Sognare que
soy figura, a serlo y dormir en el hule-.
Sin dejar de no mirar
por ahí a algunos jóvenes avezados que en una de esas y matan víbora en viernes y
hablo de pegar un palo y asegundar
inmediatamente, porque referirse a alguien que venga ascendiendo desde su
alternativa, como que no está muy claro entre otras cosas, porque ven los
pitones muy de cuando en vez y entre el verdor
y el deshojar la margarita se complica el
cante y si decir que en esto se
podría incluir de diferente manera a algunos que todavía no toma la alternativa
pero que lo harán.
Y luego vienen los toreros que para el público son de pasatiempo más explícitamente los que
la gente los va ver sin complicarse la
existencia, lo cual es bueno porque como se les ve esporádicamente, se hace con
gusto.
En la rebanada de los olvidados
están aquellos toreros como Juanito Lavín el de la novela de ‘Más cornadas
da el hambre’ que lo mató un toro y por ahí quedó enterrado en el olvido de la
tierra, otros entre muchos lo fueron Jorge Reyes “El Soberano”, el “Curro Candela”,
“El Suavecito”, “El Vulcano”, “Curro Bola” hombres sin alamares sobre la seda,
sin rizos en la camisa, todos ellos herrados
con el fuego candente que dejan
esas cornadas que destilan hiel cuando
trae uno el alma partida por los pitones de la frustración y la amargura,
heridas que nunca terminaran de suturar, toreros de la legua, de los
novenarios, de los carnavales, de los catres viejos, de los empresarios pargos,
o de las anchas carnes de las madrotas por las que había que pasar por un café,
un bizcocho y si había suerte un guisadito y antes de que pretendieran hacerlo a uno de su
propiedad a pirarse por la noche como
gatos por el tejado, listos a tragar carretera con las estrellas sobre el lomo,
el frío
en el esqueleto y el ojo visor con las de cascabel.
Toreros esos, a los
que un día después de la madriza habitual que el marrajo le había
propiciado al “Suave” un prieto
sombrerudo por arriba de las trancas donde le colgaban los huaraches de carnaza
y suela de llanta, le paso al torero pa’ reponerse el pomo el que después del
primer trago profundo escupió los orines, mientras sordo por el coraje
medio escuchaba ¡tráguesela güey! restregando la orden con la cacha de nácar que ya dejaba ver el
cilindro amenazador que asomaba por la panza de aquel ¡ojete! al que todos
asegundaron a carcajadas.
¡Le quieren enseñar locuras al chala’o!
Toreros a los que hay que tenerles no admiración, ni siquiera
consideración, ni menos lástima tan solo
respeto, volteemos a la fiesta del sureste a donde los toreros se mueren sin
una Ave María.
Hay otra división que
es la de los demás donde están encasillados los negados, los que
llegaron a esto como hobby, los beneficiados por las chequeras, los que son
obligados por los padres a vestirse de luces y los que de plano andan en esto
por jornalearía, usurpación de oficio, y hasta como presunción, aunque hoy las cosas han cambiado…, ahora se
compran ternos en Amazon.com.mx, cualquiera hace crónicas por twitter y los más
avezados suben al Instagram los
malabares del Photoshop, las tertulias se arman en los chats, donde un taurilennials escribe , -Hello “Mat”- , ¡Por Dios Santísimo!,
¿dónde quedó el respeto a las jerarquías, a las tradiciones?
¡No! crucifiquemos la Fiesta porque una vez palmada aquí no aplica la de Levántate
Lázaro y sin ello no habría ‘Domingo de Resurrección en Sevilla’ y solo nos
quedaríamos con el ‘Viernes de Dolores’ porque Enrique Ponce no va a la
Maestranza. Y si nos encontramos unos
huevos el domingo, chequemos si son de Pascua o son de Roca.
*Recomendación pa’ esta semana que invita a la lectura “El
Diablo y algo más…” autor Dr. Rubén Marín, editorial Jus; Llamas en los ojos rojos del toro. Verde flor en el belfo la baba de
bilis y yerba. Muerte y furia bufa en su carrera galán y tremendo el toro…
No hay comentarios:
Publicar un comentario