El Toro en México
Por el Bardo de la Taurina
Acto I
No triunfar con la miel es tragar con la hiel, aunque mucho
peor hubiese sido que Luis David Adame no le hubiese podido a sus toros en su
presentación en este San Isidro, lo que sucedió el jueves pasado en el que
Madrid le regalo una tarde apacible en lo climático, un cartel amable, unos
toros con presencia sí, pero también sin fauces tiburoneras y uno de ellos el
primero del aguascalentense que era un guardián ligero de una retacería más
flojas y desprendidas que la virginidad a los treinta, tandas cortas y limpias le receto el torero a
un goloso de Juan Pedro Domecq, que era
tan colaborador y tan educado que apenas reclamaba cuando el torero lo dejaba
con hambre en cada capítulo de tres y remate, porque no llegaba el cuarto, el
quinto, el sexto, que son los más
complejos, los se dan con las espuelas
de la ambición, tandas que nunca terminaron de romper o de calar hasta la médula
ni por la derecha, ni por la izquierda, al grado que la gente coreo con más contundencia lo alegórico en lo complementario que en lo
básico de los lados sólidos.
Luis David deberá de hacer un examen en el que tome conciencia, que si en verdad
quiere ser alguien en este galimatías, ha llegado el momento del corte del
cordón umbilical y que empiece a depender auténticamente de lo que sea capaz de
hacer por sí mismo y a volar la inclusión en los carteles bajo el sistema
combo, donde la base es el hermano mayor.
La reflexión es y será piedra angular del crecimiento de los
hombres que tienen con qué saber en dónde están parados y hasta donde el engranaje
les puede dar pa’ rodar pa’ lante, porque también se rueda pa’ atrás y a veces
hay que cuestionarse ¿si a donde se llegó, es el techo?, y esto lo subrayo porque aquí ya se escucha que si no llegó el triunfo grande
es porque Luis David toco su real nivel,
en lo personal la opinión va en el sentido de la mesura que es la contraparte a
las campanas del turrón y del badajo que escurre miel, y comienzo diciendo que el torero entró a la plaza de Las
Ventas siendo el primogénito de uno que nació antes que él y hoy puede
anunciarse simplemente como Luis David el que no necesita ya ser el remedo ese
que irrespetuosamente lanza la montera por los vientos de las tolvaneras al
momento del serio ritual del brindis, hoy debió de haber aprendido que con el
percal se debe de ir al centro dejando las tablas pa’ los resguardos y las
comodidades, también debe de saber que en esto el son, el ritmo, la duración y las pausas, las debe de imponer
el torero, pa’ evitar que el toro al tercer muletazo este preguntando ¿dónde
está la sarga? Y de una vez decir que en
esto es tan importante el cite como el
telar y si estos no se dan coordinados vienen los amontones, luego tendrá que saber que después de una
faena corta pero sobria no caben las valentonadas de las temerarias Bernardinas
que también son copia del consanguíneo, ¡ya!, ¡a cortarse el cordón umbilical!
En fin, hoy solo son
sensaciones las que debieron de haber sido tres llaves peludas y una cola larga con las que se estaría abriendo las puertas
de las contrataciones, mas sin embargo ahora Luis David ganó el tenernos
hablando de él, por lo que es él.
Acto II
Y ahora permítaseme constatar un hecho que entró dentro de lo
extraño y que se suscitó el sábado
inmediato, llevando como actuante a otro de los muchos de apellido Adame que se
dedican a buscar sobresalir en esto de los capotazos y los muletazos, se trata
de José Guadalupe, un toreador que en esto tiene más de veinte años y que fue
anunciado dentro de la Feria de San Isidro con dos fechas que ya ocurrieron con
el registro de que en la primera de ellas pues dejó ir un triunfo más rotundo
que una zarzuela en plena calle de Alcalá, no obstante eso la gente dejándose
llevar por la inercia que había provocado el hermano menor y de la que ya dimos
cuenta, letras arriba, pues sintonizó las pantallas y se encontró con que el
segundo toro de Alcurrucén que le correspondía al torero de Aguascalientes,
México, traía prendidas las orejas con
saliva indicando que con ellas podría abrirse la Puerta Grande sin ningún
problema, salvo pa’ el toreador que como por acá se dice se le hizo bolas el engrudo y solito enterró, una vez más,
cualquier ilusión.
Ante la decepción de lo que estábamos viendo y teniendo la
glamorosa oferta de ver en otro canal la boda real del príncipe Harry &
Meghan Markle, no en la Plaza de las Ventas sino en la capilla de San
Jorge en el Castillo de Windsor, donde el mano a mano terminó en Puerta Grande, pues en tropel abandonamos la
trasmisión madrileña, ya después a través del compendio, de cómo vio la prensa
madrileña a José Adame nos enteramos que al extranjero y al presidente don
Jesús María Gómez Martin, les fue como piñata por una congregación de pifias
las que después de una hemorragia que el espadachín le provocó al difunto
vacuno, desencadenó uno de los abaratamientos más patéticos que se hayan vivido
en el palco, y es que la dignidad la honra y la tradición siempre se deberán de conducir con sobriedad.
Moraleja; Siempre será más sencillo ser reconocido dentro de
la nobleza, que aspirar a ser una figura en el reino de los elegidos.
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