Madrid,
un capote de paseo, villa y corte del jaleo, tierra donde yo nací. ¡Señores,
esto es Madrid!, así le componía en su pasodoble (no el chotis) Agustín
Lara, el músico nacido en el Centro Histórico de la Ciudad de México, a donde
hoy se anuncia ‘El Mundial del Toreo se
juega en Las Ventas’, nos hacen saber que durante el mismo se van a realizar 34
festejos uno tras otro, que en comparación serían más o menos lo que aquí se realizarían
juntando las 2 temporadas de la Plaza México, con sus diferencias desde luego,
que en mucho las hacen, la presencia de los toros, la publicidad enfocada a los
tiempos modernos en donde la atracción lograron dársela con los torsos y
espalda desnuda de toreros actuantes sobre los que se pintaron símbolos arqueológicos
que los identifican con las diversas culturas de las que provienen, todo esto
desplegado a lo largo y a lo ancho del Madrid popular y cosmopolita, lo que resultándoles
les habrán entrado según lo proyectado 20,000 personas por tarde que en números equivaldría a unas 680,000 almas, échele a 50
euros de promedio. ¡Ufff!
Es inevitable que
ante esto, que la instancia de turismo
federal y de la CDMX o cuando menos la empresa que le da corretaje a los
festejos en la capital reflexione sobre lo que está ocurriendo en Madrid en
estos días, además sin contar con el apoyo de su alcaldía que está en contra de
su fiesta nacional, pero no en ordeñarle los millonarios impuestos que ésta le
va a generar, pero veamos si aquí se cuenta con una plaza del doble de aforo de
la Madrid y si en la última temporada (s) se contó con figuras que no están ahora
participando por allá, como Morante y José Tomás, ¿Por qué no dejarnos de
falsos proteccionismos, como mayoría o igualdades de toreros aztecas en el
ruedo?, se le concesione a OCESA y a la empresa de Simón Casas que es la que
tiene Madrid, pa´ que traiga su espectáculo completo, hasta con algunos toros
cinqueños cuajados en puntas y con toreros de ocho nacionalidades entregados al
100 pa’ que se disputen una bolsa tipo Gran Premio.
Y tal vez aplicando aquí
su fórmula profesional y publicitaria, la fiesta se reactive y entonces se le dé
continuidad al espectáculo masivo que es el único que va a mantener viva esta tradición
de la que hemos olvidado una de sus partes importantes, que es el gozo y el
disfrute y no la costumbre de asistir a ella como se hacía al culto que
anunciaban las campanas, ya no se puede imponer, se trata de convencimiento
global e integral.
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