domingo, 29 de septiembre de 2019

Don Porfirio en el Vivero Coyoacán


México y anexas… las Bardianas

A unos días de que desde sus palacios el nacional y el del ayuntamiento o desde donde haya sido porque como en la época del carruaje Juarista -donde ellos están está su gobierno- el señor y la señora López y Sheinbaum, se manifestaron o dieron muestra de hacerlo a su manera con eso de que a la escoria de la Ciudad de México no se les toca ni con el pétalo de una flor de cempasúchil aunque al grito de ‘Leer es de burgueses’ hayan tratado de incendiar La Librería Gandhi, situada frente al Palacio de las Bellas Artes, en la avenida en la que Don Porfirio Díaz le dedicara un hemiciclo a otro oaxaqueño de origen el Sr. Juárez, lo que hizo en forma exprés (tres meses)  el hombre que embelleció el Centro hoy Histórico, el caso es que los hijos de la tiznada (¿anarquistas?) depredadores de absolutamente todo estuvieron a punto de ingresar al suntuoso palacio donde vive el Presidente de la República, por cierto que Don Porfirio Díaz y su familia jamás habitaron ese recinto, tampoco lo hizo el General Lázaro Cárdenas, bueno ni Maximiliano.

Porque eso de vivir en palacios es pa’ la monarquía, con sus coronas, su joyas, sus obras de arte tal cual lo hace la Reina de Inglaterra en un acto de marcar diferencias de clases sociales,  es más, el Presidente más querido que seguramente ha tenido este país Don Adolfo López Mateos, durante su sexenio siguió viviendo en la misma casa que lo había hecho como Secretario del Trabajo, ya que nos hemos referido a Don Porfirio a quien ésta ciudad le debe obras como La Columna de la Independencia, El Palacio Postal, el ya mencionado Palacio de Bellas Artes, El Monumento a la Revolución, La Castañeda, el impulso ferroviario y desde luego la expansión e importancia del Vivero de Coyoacán, por cierto la casa de Don Porfirio y Doña Carmelita, se encontraba en la entonces calle de Cadena, hoy Venustiano Carranza frente a las cantinas ‘Mancera´ y ‘La Faena’ tan taurina que se encuentran en la misma manzana donde permanece la cantina ‘El Gallo de oro’, donde estuvo ‘La Villa de Madrid’ y desde luego sobre la calle de Bolívar el legendario ‘Café Tupinamba’.

Hablando de la época de oro en la arquitectura, en la elegancia, en lo  afrancesado y otros rubros que lo fue la del Porfiriato en el año del 1901, Don Miguel Ángel de Quevedo quien en Coyoacán  tenía su rancho Panzacola del cual donó a la ciudad una hectárea pa’ la creación de un vivero, posteriormente el ministro  de  hacienda José Yves Limantour fue al sitio del que tanto le habían hablado y estando ahí se le ocurrió visionariamente  la idea de que el pequeño vivero debería de ser visitado por el Presidente Díaz, con miras a recibir un macro impulso, lo cual se concretó y holga decir que de inmediato el Presidente volcó su apoyo en aras de que el naciente proyecto floreciera como sucedió comenzando por el hecho de que  aquella sola hectárea se multiplicó hasta hoy alcanzar 39 hectáreas, cabe señalar que la elevación a dominio patrimonio en 1938 se debió al también ya mencionado Gral. Lázaro Cárdenas.

Y lo que es la vida, hemos hecho mención a varios Presidentes de la República los recordados señores Díaz, Cárdenas y López Mateos, los tres con inclinaciones taurinas sin hipocresías y para muestra el recordar que como parte de las   fiestas del Centenario de la Independencia organizadas por el mandatario militar oficialmente una Corrida de Toros formó parte de ellas la que se celebró en el Toreo de la Condesa, por parte de la familia Cárdenas, recordar que ellos fueron ganaderos en la persona de Don Dámaso hermano presidencial, además de organizadores de la feria de Jiquilpan Michoacán, y bueno referente a Don Adolfo, todo quedó dicho hace unas semanas cuando publicamos una columna referente al asesor taurino del propio Presidente que lo fue ni más ni menos que el matador gitano Joaquín Rodríguez “Cagancho”.

A todo esto, nos trajo la metida de espada de los anti taurinos que en modalidad de corredores  de zapatos de goma, consiguieron meterle a la caterva de  toreros viverianos,  la parafernalia se armó por los ‘ayudados y las espadas’ a esto se le ha venido dando carrete en México, más lo constatamos para las páginas web que gentilmente nos publican en Europa y en América  a los que les decimos que a ese lugar arbolado ‘El Vivero de Coyoacán’ concurren desde hace décadas todos los grados de la torería dotada de los ‘metales’ y como eso es un motivo más pa’ atacar la fiesta, pues la bomba explotó aduciendo que las ‘espadas y los ayudados’ son peligrosos como no lo son  los, chacos y  varas que llevan los atletas que ahí practican las Artes Marciales,  y decir que si a esas vamos, nocivos podrían resultar los corredores (runnings) con sus trancos, piruetas, patadas al viento y escupitajos, con los ‘sustos’ que les meten a los pajaritos, a las mariposas, a las simpáticas ardillitas, a la ratas de cuatro patas, a los gatos y a los perros  que luego andan meándose y cagándose por ahí.

 Además  de los sudores pestilentes, asquerosos, desagradables que despiden esos que andan como almas que se los lleva el diablo, otros a pasito de tortuga y  muchos solo tirando esnobismo y bufando como bueyes, no hay que descartar el atentado que pa’ los buenos modales lo son los shorsitos de hilo dental que por ahí se ven y que  despiertan lujurias mentales que también son pecaminosas, que se suman a las  provocadas por las puntas que eróticamente se llegan a ver en esa práctica que asemeja la de las ‘camisetas mojadas’ (sudadas) sin descartar algunas otras cosas  que por ahí han sucedido…

¡Aguas! taurinos porque eso de que fue un impulso alarmista de los corredores tiene más visos de ser un camelo, cuando la realidad podría ser que  los gasta suelas fueron una arma o treta que esta vez usaron los mercenarios del arte y la cultura, los que mañana se van a ir contra quienes exhiben estoques, ayudados, banderillas, puntillas, palillos y divisas afuera de las plazas sin descartar que podrían irse  contra quienes en el desastroso transporte público transporten sus  instrumentos de práctica.
El agua no mata, lo que fulmina es la pulmonía y ya vamos en gripe.


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