México y Anexas….las Bardianas
Columna Cosmopolita
Hoy me voy a rayar trayendo a la palestra a un gigante que
ante la falta de salud se voló la tapa de los sesos Ernest Hemingway, cuyo
nombre no necesita de panegíricos, nacido en Oak Park, Illinois, hace tres
siglos, aunque no haga falta señalarle
méritos como lo señale, sí decir que taurinamente puso en el mapa, no solo a
Pamplona con sus Sanfermines sino a el
mundo de la tauromaquia con sus apariciones letrísticas en la celebérrima y
traspasa fronteras revista LIFE.
Cuando todavía no le colgaban en el pescuezo o en el pecho
robusto que le forraba la chaqueta, preseas como ‘La Estrella de Bronce’, el
‘Premio Pulitzer’ o el ‘Nobel’ de literatura ya no solo le entraba al cuerno de la taurina sino que formaba
parte de él, de tal manera que la Fiesta
lo debería de recordar con el oro de sus alamares no solo literarios sino
populares y es que miren en esa línea de lo popular, el que muchos de nosotros
traigamos por esnobismo colgado y lo llevemos a las corridas un trapo o cinta
roja que se llama cachirul, se le
debe a Hemingway que así salía fotografiado en millones de ocasiones
reproducidas en periódicos, revistas y noticieros cinematográficos y aquí nada
más soslayo que lo de los ‘paliacates’
que llevan los toreros de la legua es otra cosa, como también lo son los
‘gasnés’ o ‘mascadas’ de seda al
cuello.
Referirse a una novela en particular de Hemingway exitosa
sería como querer escoger entre una morilla de montera, más una de Puerta
Grande, al estilo de los triunfos toreros lo sería sin duda ‘Muerte en la
tarde’ editado allá por 1932, en una de cuyas reediciones que por cierto al
alimón con ‘París era una fiesta’ realizó Grupo Editorial Tomo, S. A. de C. V.
en el año 2014, cuya traducción y prólogo
se debe al maestro Roberto Mares y de cuya entrada citamos con respeto y
con aplausos.
Cuando del personaje dice;
-Se colocó en la percepción colectiva
como un aventurero de la vida, y también de la literatura. Seguramente es por
eso que sus obras el gusto de lo vivido,
y no de lo invitado. Hemingway señaló una vez que los protagonistas de sus
novelas no son propiamente “personajes”, pues no son símbolos o
representaciones de un cierto tipo de personas en sí mismas seres reales que
parecieran haber sido tomados con una cámara fotográfica y no dibujados por la
mano de un artista. Su obra se acerca más a la reseña periodística que a la
ficción, y tal vez es por ello que su estilo se convirtió en un modelo
narrativo muy influyente en la literatura de su tiempo y posterior.-
No hace muchas hojas del calendario un amigo de los que tengo
en Hollywood (digo esto nada más pa’ ponerle sal a mis enemigos), me hizo favor
de mandarme regalar una primera edición – ‘A’ de
‘Muerte en la arena’ de primera instancia me empezó a latir el corazón con la
frecuencia de la incredulidad, lleve el libro a donde están los joyeros
de papel que se hallan en la Av. Álvaro Obregón, la calle de Donceles, el
Callejón de la Condesa, La Lagunilla, en
la CDMX - entonces me dije, pues si tú eres amigo de Don Salvador García Bolio el
papá de los pollitos de los libros
taurinos en México, el que instauró y enseñó, cómo se coleccionan libros, se leen y se
forman bibliotecas caseras y por supuesto es, en conjunción de entrega, sapiencia, dedicación, sacrificios y caudales con el Dr. Marco Antonio Ramírez Villalón, el
artífice de la Biblioteca más importante
del mundo, la del ‘Museo Centro Cultural Tres Marías’ en Morelia Michoacán,
México, además de fundador y director de “Garbosa”, como todos los días mi menda está en comunicación permanente
con el gurú García Bolio, le comenté el asunto y una vez que tuvo entre sus manos el libro
posó su mirada de águila y a semejanza
de aquellos viejos sabios del cenáculo griego,
se fue en busca de los datos de edición en particular de la distintiva letra ‘A’ que en esta edición la
hace única selecta y codiciada una verdadera joya, al encontrarla no se
necesitaron palabras, su expresión lo expresó todo, ya no devolví el libro al librero porque lo
metí a mi bóveda que no precisamente es catalana.
De ese libro que es mucho más que un tratado sobre como
apreciar y comprender en toda su
magnitud de cabo a rabo la Fiesta y que permítaseme decirlo pensando en los
aficionados que no lo han leído ‘Muerte en la tarde’ es la
visión periférica de este mundo gracias
a citas como ésta que del inglés rescatamos y por ello no siempre salen
cristalinas; -Toda la lidia está
fundamentada en la bravura del toro, en su simplicidad, en su falta de
experiencia. Hay varios modos de lidiar a los toros perezosos, a los toros
experimentados y a los toros inteligentes, pero el principio de la lidia, la
lidia ideal, supone en el toro bravura y un cerebro virgen de todo trabajo
anterior en el redondel…-
Ahora sobre los
toreros no dice; -El honor del torero es tan necesario en una corrida de toros como los
buenos toros. Ahora bien, hay media docena de toreros, alguno de ellos de los
de más talento, que no poseen siquiera el mínimo necesario y eso se debe a la
exploración precoz del torero y al cinismo que se desprende en consecuencia; o
a veces a la cobardía crónica, causada por las cogidas, que es preciso no
confundir con la pérdida temporal del dominio de los nervios…-
Hace más o menos noventa años Hemingway escribía; -Lo que la fiesta pide hoy es un torero completo,
que sea al mismo tiempo un artista, para salvarla de los especialistas, de los
toreros que no saben hacer más que una cosa, aunque la hagan muy bien, pero que
tienen necesidad, para hacerla, de un toro especial, fabricado casi a la
medida, para poder dar la talla a su arte, o, a veces, para ser capaces
simplemente de mostrar que tienen un arte.
Lo que necesita la
afición es un dios que eche a escobazos a los semidioses. Pero aguardar al
Mesías es obra de mucha paciencia y en el camino se encuentran muchos
impostores…-
Sobre los aficionados nos dice; -Le gustan a usted los verdaderos toros, la verdadera lidia, y espera
que se formen buenos toreros que sepan lidiar…/ o bien, acepta usted la fiesta en su estado actual…/ pero, ¿Qué se puede hacer?, ¿No ir a los
toros?.../ Mientras la fiesta le
inspire algún placer, tiene usted derecho a asistir…/ Pero hay otra cosa que puede hacer, y es distinguir lo que está bien de
lo que está mal…/ puede dejar de
aplaudir lo que no es bueno…./ porque un torero no será durante mucho tiempo
mejor que su público. Si el público prefiere los trucos a la sinceridad, el
torero hará trucos.-
¡Qué cosas! Sin duda Hemingway da para mucho más, ya
volveremos a él, aunque Jacobo Zabludovsky haya dicho que sus letras son
minimalistas.
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