México y anexas… las Bardianas
Columna cosmopolita
No sabía que el
cielo se enfundaría de nubarrones catafalco, ni imagine que las entrañas terrenales pudiesen
aún cercenarse más de lo que la humanidad con sus bombas lo ha hecho, o que los mares con sus playas fueran
desalojados, pero menos concebía que la piel sobre la piel de la tierra donde
en estancia pasajera habitamos seres y animales, plantas y minerales, fuese el escenario del morir por la angustia
de la impotencia, si pensé, que en esto llamado patria sin país, alcanzaría a
ver su desmoronamiento económico que en sí es la llave del derrumbe moral, como preámbulo al
estallamiento social, pero ahora no sé si me alcance el tiempo pa’ verlo, porque
ya no está el maestro Roberto Cantoral pa’ que implore con aquello de ‘Reloj detén tu camino, porque mi vida se
apaga…’
Pero me resignaría o
hasta conformaría, que solo fuese la
tinta de esta pluma vetusta, la que probablemente no pudiese ver la luz de un
nuevo amanecer, lo que no es así, porque en posibilidades, los momios están disparejos
por efectos de edad, de cuidados, de valentonadas,
ignorancia y valemadrismo, pero todos amenazados por esa daga que se llama Covid-19,
en lo meramente humano, en lo nacional ya ni diagnóstico, ni dictamen se
necesita, la mecha del encono social hace años que empezó a arder en
un cuerpo naciente y hoy lo que se
avecina ni el destino lo podrá detener, porque lo que se destruye con odio de
clases, solo puede sobrevivir si
existiesen los milagros, lo cual es tan dudoso, como dicotómico lo es con eso
de que -El secreto de la suerte es nunca confiar en ella’-.
Pero tal vez algo
que ayudaría sería poner de nuestra
parte deteniendo las mulas que van al
trigo, ¿Cómo es eso? muy simple, calmando nuestras ansias de protagonismo
que a estas alturas ya están logrando exasperar los ánimos de mucha gente, que
ciertamente está más sensible que otra, a lo que colabora el fastidio de lo trillado, ¿no
estoy seguro en que porcentaje los mensajes que se están mandando son con el
afán de hacerse notar o de ayudar en algo?, porque a estas alturas creer es
cuestión de fe, sobre todo con tanto especialista
que ha surgido del tema, bueno hasta las pechugonas y los bufones de la
televisión ahora se arrancan predicando su sapiencia en el tema, la que por cierto es nula, sin que les falten los
consejitos baratos, ¿Qué no se han dado cuenta que por hacerle caso a un merolico en el Zócalo en gran parte
estamos como estamos? Y ustedes creyendo que un micrófono o una pantallita de
móvil son los diez mandamientos, hablando
de fe apenas vi en la pantalla de plasma
una película donde de baranda tratan eso de la fe, se llama ‘Ángeles y
Demonios’ que está muy ligada con ‘El Código Da Vinci’, todo esto brotado de la
luz del escritor Don Brown, que le da vida al personaje del profesor Robert
Langdon, encarnado en la pantalla por Tom Hanks, digo, de ver estrellas de
verdad a cartoneras o vacías en la tele
doméstica pues no hay mucho que pensarle.
Ya que me he
referido a la suerte y la fe recuerdo que el martes 17 de mayo del 2011 concurrí
al Edificio Moro de la Lotera Nacional
que se halla hasta la fecha donde en 1851 - 1867 se situó ‘La Plaza de Toros
del Paseo Nuevo’ bueno en el edificio de construcción tipo morisca se celebró el sorteo pa’ conmemorar con un
billete el Centenario del Natalicio del maestro Fermín Espinosa “Armillita”, el
matador Miguel al ver unos cachitos que
mi menda traía con el numero 44333 me dijo este puede ser el de la ‘Suerte’ hay
que tenerle fe, al quedarse con la mitad de la tira expresó -lo voy a guardar
pa’ que nadie lo vea-, ante eso le pregunté; ¿“Camarón”, tú eres supersticioso? y contestó con la frase del “Pasmo
de Triana”; -¡No¡ porque eso es de mala
suerte-, y sobre lo mismo ¿sabrán las nuevas generaciones que por mala
suerte Miguel Espinosa “Armillita” en
1995 en la ‘Plaza de Las Ventas’ de Madrid, se clavó en el cuello una banderilla? que si no
hubiese sido por la buena suerte de la pronta y diligente intervención del Dr.
García Padrós, ¿Quién sabe si la hubiera librado?
Y es que así es la
Fiesta, nadie sabe dónde, ni menos en que momento brinca el sapo, Fiesta de la que hemos dicho cada quien tiene la
suya y por ello cada quien la interpreta
a su manera como, el ya hoy recordado y polifacético Luis Eduardo Aute, que decía; -Yo soy taurino de afición en La Lidia-,
porque no gustaba de llamarle Fiesta al ritual de la bravura, la seda y los olés, del que expresaba que -Al toro solo se le templa, no se le manda- y pensando
en su patria que es Madre de la Nueva España, como se me antoja lo bien que le vendría a el “Falsario
del Palacio” el que desde en den antes del Coronavirus ya le partió la crisma
al ‘puerquito de los ahorros nacionales’
y cantarle eso de; -Voy buscando la razón
de tanta falsedad, La mentira es obsesión y falsa la verdad, ¿Qué ganarán?, ¿qué perderán? Si todo esto pasara, es más
fácil encontrar rosas en el mar, Rosas en el mar, Rosas en el mar, Voy pidiendo
libertad y no quieren oír…-
Y me voy con un
cuestionamiento que me hago a mí mismo; Si siempre he estado al lado de gente
tan inteligente, ¿Por qué nadie me contagio?... bueno me consuelo de ello en pensar que por lo aburrido que he
sido, ahora no siento tanto el aburrimiento en el encierro, más si transito preocupado porque usted se ¡Cuide!... ¡Hágalo
Por Favor!
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