BARDO DE LA TAURINA
Veía por enésima vez de la segunda vuelta ‘El Doctorcito’, película
interpretada por Don Mario Moreno Reyes
“Cantinflas” y muy probablemente con la creación y asesoría en diálogos
específicos del maestro Carlos León, cronista que además en materia taurina,
sin duda forma parte de la cúspide de quienes de toros han escrito en este
país, que es muy distinto a llenar una hoja de letras, “Cantinflas” en la
película referida decía; ‘Que los
pacientes en los hospitales son un número, el de la cama 7 del piso 3’ así
que no nos extrañe que los muertos por más bien palmados que estén, hoy son tan solo un número en las estadísticas
y si sus deudos tienen lana pues
pasan a ser protagonistas por un día en
los obituarios de los diarios y sino al comunitario familiar del twitter que en
segundos desaparece, lo que es una lástima, sin dejar de subrayar que si el difunto se
ganó un lugar dentro de su entorno, puede
aspirar a una nota, un monumento, una placa, o hasta que una calle lleve su
nombre, porque como dice el gran pintor taurino Fco. Álvarez, ‘no hay muerto malo’.
A Matías Vegas
Rodríguez, el personaje vendedor ambulante de libros en las entrañas de la ‘Plaza
de las Ventas de Madrid’, lo había conocido sin conocerle, por el hecho de que
era una leyenda dentro del mundo de la taurina y en específico de la cultura
literaria, le lleve a Madrid de regalo un libro sobre el ‘Centenario del
Natalicio del “Compadre” Silverio Pérez’ me dijo que lo recordaba pues había
leído otro libro cuyo título es ‘Silverio
Pérez Diamante del Redondel’ del mismo autor del que le estaba entregando.
Recuerdo haberle comentado que mi menda leía mucho pero
entendía poco y contestó; -Peor sería
leer poco y no entender nada- me pidió que le dejara otro libro pa’ tenerlo
ahí, cosa que hice, pues supuse que lo tendría en exhibición, al día siguiente
volví a ‘Las Ventas’ y no vi el libro al preguntarle por él, con su acento madrileño aunque parece que había nacido en Ávila, me dijo; -Pues
ese libro ha sido pa’ el Dr. Marco Antonio Ramírez, de México- lo cual me causo
enorme satisfacción y orgullo, pues imagine la obra en el palacio cultural que se halla en Michoacán.
Con el tiempo y gracias a una convivencia hogareña que
organizo el Lic. Luis Eduardo Maya Lora por azares del destino a este escribano
le tocó compartir el elegante sofá Luis XV de finos brocados franceses con Don
Salvador García Bolio, fundador junto con Don
Pepe Alameda y Don Julio Téllez de aquellos Bibliófilos Mexicanos, que
en esos ayeres en materia de libros como dijera palabras más, palabras menos
José Alfredo Jiménez, “Su palabra era la ley…”, de aquellos tiempos a los
actuales ha corrido mucha tinta por debajo del puente y en materia de
literatura taurina hoy el Vaticano
Cultural de la Tauromaquia lo es el Museo ‘Centro Cultural Tres Marías’ y
la Capilla Sixtina vendría siéndolo
la ‘Biblioteca Salvador García Bolio, director de GARBOSA’, y que más que
oportuna sacar a la palestra a Matías quien
desde hace algunas décadas colaboró, entusiasta y esforzadamente a la formación
del emporio bibliotecario, hoy el más
importante del mundo, buscando por los rincones más recónditos cuantos libros taurinos pudiesen existir por
aquellos lares, los que Matías por
encargo de los mexicanos cumbres en
materia bibliotecaria adquiría y cuando
el Dr. Marco Antonio o Don Salvador iban por España recogían los ejemplares
volandolos a la Ciudad de México y de ahí a Morelia, donde son revisados minuciosamente
por los eruditos y si son aprobados en valía, calidad y autenticidad, pasan a
formar parte de la biblioteca, de otra manera, como las becerras con falta de
bravura ¡puerta!
Matías le preguntó al Bardo por sus temas favoritos; los que lo son, aquellos que se
vuelcan sobre los toreros de la legua, los que vieron el amanecer a la orilla
de los caminos rurales que llevan a ‘Los
Novenarios’ o a ‘Las Chonadas’ y
se ampularon con los rayos candentes que irradia el sol ranchero, no creo en los toreros disfrazados y
sí, en los tatuados a cornadas que en busca de un pitón viejo y hasta asesino en las plazas de trancas ponen por prenda su
vida, esos toreros de zapatos tenis gastados y no de botines Louis Vuitton, los
que por huésped permanente en la panza tienen el hambre y no los que llevan de lunch sus hamburguesas preparadas en el Shake Shack del
Paseo de la Reforma, siempre he ido más con los maletillas que con los play boys, creo más en los novilleros
enjundiosos que en los de las redes sociales, les voy más a los cojonudos que a
los de bóxers rositas, aunque sean
Calvin Klein.
Hoy existen dos líneas
más de toreros, los Montessori que son muchachitos con escolaridad y algunos con buenas
maneras en el cante y los otros los “Gasparín” fantasmas de la escena pa’
públicos ‘Play Station’ a los que las
empresas que en realidad son consorcios monopólicos, millonarios y actualizados con la
realidad, conocidos como los ‘Microsoft
de la bull party’ les dan megas de diversión con su espectáculo esporádico a la
gente a base de toreros de importación made Spain, France o Perú, lo que lo
hacen con matadores marca; Ponce, “Juli”, Morante, Talavante, Ferrera, Manzanares, , Roca Rey y “Pepe Tomy”
(José Tomás) el que se rige según esté la Bolsa, no la de Valores, sino la de
su pantalón.
Por ello a la par de todo esto va la acelerada desaparición
del ‘Cartel Taurino’, plenos de arte pictórico, el que está siendo sustituido por
los catálogos digitales, donde además
hipócritamente se quiere ocultar la sangre que le brota a los toros con la leona y en acto de contrición que
escurre entre la sangre que provocan innegablemente las banderillas y las heridas del estoque, surge la elevación
de la ecología con su verde albahaca y los chichicuilotitos voladores como escudo
distractor de lo natural, que es, el
desgaste físico del toro durante la lidia donde ya se sabe que es herido o si no
¿por qué cuando los indultan los curan?, por diooo ya en el año de 1934
el maestro Agustín Lara abría su pasodoble “Gitanillo”
con eso de “-Junto a una mancha de
sangre, que el sol se quiere beber, hay un ramo de claveles, y un sombrero cordobés…-”
y ahora quieren tapar el sol, con
la yema del meñique, por temor a los que no piensan igual, entiéndase anti
taurinos.
A ese paso, al rato a los nuevos aficionados se le va a dotar
de una liga pa’ seguir la faena a
través de su teléfono móvil y/o celular, en la plaza o en la pantalla de plasma
en la casa, porque parece que estamos viviendo una fiesta distinta, cuando lo
que todos los aficionados del nivel que sea, lo que deberían de hacer es
adquirir el espléndido, elocuente, interesante y didáctico libro ‘Como ver una corrida de Toros’ de la sapiencia del maestro Don José Antonio del Moral, editado
por Alianza Editorial y que en México lo tiene ‘Distribuidora y Librerías Tauro
S. A. de C. V.’ la de la tradicional calle de Justo Sierra # 30 en el Centro Histórico
(5702 - 5635 / 2616 - 6755 / libreriastauro@prodigy.net.com).
De ahí que entre mis libros siempre recurrentes pa’ no
olvidar que ésta vocación es en serio y nunca un hobby de luces, se hallan ‘Juan Belmonte, Matador de Toros’, de la autoría del sevillano Manuel Chaves
Nogales, de Editorial Renacimiento, ‘Seda
para mi Muerte’ de la autoría de Luis Gutiérrez y González de K y B
Editores, S. A. y el libro genérico ‘El Diablo y algo más…’ de la autoría del
Dr. Rubén Marín de Editorial JUS S. A. cuyo capítulo denominado ‘El Milagro’ le quitaría las ganas de ser
novillero a muchos y también al leerlo se aprenderá a respetar a quienes son
dignos de ello.
Deje a Matías a un lado de su
escalera del tendido 1 alto, agradeciéndole el brindis que le hizo a la cultura
editorial y a la popular, porque éste Tío
era un verdadero personaje a la española.
-Búscame
mañana temprano por la ‘Puerta de Arrastre’, te voy a traer un regalo de casa,
pero ni se te ocurra entrevistarme que ya veo tus intenciones- ¡No! Matías tú no estás pa’ una cuartilla,
estas pa’ un libro.
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