miércoles, 15 de abril de 2020

Matías, está palmado


BARDO DE LA TAURINA 


Veía por enésima vez de la segunda vuelta ‘El Doctorcito’, película  interpretada por Don Mario Moreno Reyes “Cantinflas” y muy probablemente con la creación y asesoría en diálogos específicos del maestro Carlos León, cronista que además en materia taurina, sin duda forma parte de la cúspide de quienes de toros han escrito en este país, que es muy distinto a llenar una hoja de letras, “Cantinflas” en la película referida decía; ‘Que los pacientes en los hospitales son un número, el de la cama 7 del piso 3’ así que no nos extrañe que los muertos por más bien palmados que estén, hoy son tan solo un número en las estadísticas y si sus deudos tienen lana pues pasan a ser protagonistas por un  día en los obituarios de los diarios y sino al comunitario familiar del twitter que en segundos desaparece, lo que es una lástima,  sin dejar de subrayar que si el difunto se ganó un lugar  dentro de su entorno, puede aspirar a una nota, un monumento, una placa, o hasta que una calle lleve su nombre, porque como dice el gran pintor taurino Fco. Álvarez, ‘no hay muerto malo’.

A Matías Vegas Rodríguez, el personaje vendedor ambulante de libros en las entrañas de la ‘Plaza de las Ventas de Madrid’, lo había conocido sin conocerle, por el hecho de que era una leyenda dentro del mundo de la taurina y en específico de la cultura literaria, le lleve a Madrid de regalo un libro sobre el ‘Centenario del Natalicio del “Compadre” Silverio Pérez’ me dijo que lo recordaba pues había leído  otro libro cuyo título es ‘Silverio Pérez Diamante del Redondel’ del mismo autor del que le estaba entregando.

Recuerdo haberle comentado que mi menda leía mucho pero entendía poco y contestó; -Peor sería leer poco y no entender nada- me pidió que le dejara otro libro pa’ tenerlo ahí, cosa que hice, pues supuse que lo tendría en exhibición, al día siguiente volví a ‘Las Ventas’ y no vi el libro al preguntarle por él, con su acento  madrileño aunque  parece que había nacido en Ávila, me dijo; -Pues ese libro ha sido pa’ el Dr. Marco Antonio Ramírez, de México- lo cual me causo enorme satisfacción y orgullo, pues imagine la obra en  el palacio cultural que se halla en Michoacán.

Con el tiempo y gracias a una convivencia hogareña que organizo el Lic. Luis Eduardo Maya Lora por azares del destino a este escribano le tocó compartir el elegante sofá Luis XV de finos brocados franceses con Don Salvador García Bolio, fundador junto con  Don  Pepe Alameda y Don Julio Téllez de aquellos Bibliófilos Mexicanos, que en esos ayeres en materia de libros como dijera palabras más, palabras menos José Alfredo Jiménez, “Su palabra era la ley…”, de aquellos tiempos a los actuales ha corrido mucha tinta por debajo del puente y en materia de literatura taurina hoy el Vaticano Cultural de la Tauromaquia lo es el Museo ‘Centro Cultural Tres Marías’ y la Capilla Sixtina vendría siéndolo la ‘Biblioteca Salvador García Bolio, director de GARBOSA’, y que más que oportuna sacar a la palestra a Matías quien desde hace algunas décadas colaboró, entusiasta y esforzadamente a la formación del emporio bibliotecario,  hoy el más importante del mundo, buscando por los rincones más recónditos  cuantos libros taurinos pudiesen existir por aquellos lares, los que Matías por encargo de los mexicanos cumbres  en materia bibliotecaria  adquiría y cuando el Dr. Marco Antonio o Don Salvador iban por España recogían los ejemplares volandolos a la Ciudad de México y de ahí a Morelia, donde son revisados minuciosamente por los eruditos y si son aprobados en valía, calidad y autenticidad, pasan a formar parte de la biblioteca, de otra manera, como las becerras con falta de bravura ¡puerta!

Matías le preguntó al Bardo por sus temas favoritos; los que lo son, aquellos que se vuelcan sobre los toreros de la legua, los que vieron el amanecer a la orilla de los caminos rurales que llevan a ‘Los Novenarios’ o a ‘Las Chonadas’ y se ampularon con los rayos candentes que irradia el sol ranchero, no creo en los toreros disfrazados y sí, en los tatuados a cornadas que en busca de un pitón viejo y hasta asesino  en las plazas de trancas ponen por prenda su vida, esos toreros de zapatos tenis gastados y no de botines Louis Vuitton, los que por huésped permanente en la panza tienen el hambre y no los que llevan de lunch sus  hamburguesas preparadas en el Shake Shack del Paseo de la Reforma, siempre he ido más con los maletillas que con los play boys, creo más en los novilleros enjundiosos que en los de las redes sociales, les voy más a los cojonudos que a los  de bóxers rositas, aunque sean Calvin Klein.

Hoy  existen dos líneas más de toreros, los  Montessori que son muchachitos con escolaridad y algunos con buenas maneras en el cante y los otros los “Gasparín” fantasmas de la escena pa’ públicos  ‘Play Station’ a los que las empresas que en realidad son consorcios  monopólicos, millonarios y actualizados con la realidad, conocidos como los  ‘Microsoft de la bull party’ les dan megas de diversión con su espectáculo esporádico a la gente a base de toreros de importación made Spain, France o Perú, lo que lo hacen con matadores marca; Ponce, “Juli”,   Morante, Talavante,  Ferrera, Manzanares, , Roca Rey y “Pepe Tomy” (José Tomás) el que se rige según esté la Bolsa, no la de Valores, sino la de su pantalón.

Por ello a la par de todo esto va la acelerada desaparición del ‘Cartel Taurino’, plenos de arte  pictórico, el que está siendo sustituido por los catálogos  digitales, donde además hipócritamente se quiere ocultar la sangre que le brota a los toros con la leona y en acto de contrición que escurre entre la sangre que provocan innegablemente las banderillas  y las heridas del estoque, surge la elevación de la ecología con su verde albahaca y los chichicuilotitos voladores como escudo  distractor de lo natural, que es, el desgaste físico del toro durante la lidia donde ya se sabe que es herido o si no ¿por qué cuando los indultan los curan?, por diooo ya en el año de  1934 el maestro Agustín Lara abría su pasodoble “Gitanillo” con eso de “-Junto a una mancha de sangre, que el sol se quiere beber, hay un ramo de claveles, y un sombrero cordobés…-” y ahora quieren tapar el sol, con la yema del meñique, por temor a los que no piensan igual, entiéndase anti taurinos.

A ese paso, al rato a los nuevos aficionados se le va a dotar de una liga pa’ seguir la faena a través de su teléfono móvil y/o celular, en la plaza o en la pantalla de plasma en la casa, porque parece que estamos viviendo una fiesta distinta, cuando lo que todos los aficionados del nivel que sea, lo que deberían de hacer es adquirir el espléndido, elocuente, interesante y didáctico libro ‘Como ver una corrida de Toros’ de  la sapiencia del  maestro Don José Antonio del Moral, editado por Alianza Editorial y que en México lo tiene ‘Distribuidora y Librerías Tauro S. A. de C. V.’ la de la tradicional  calle de Justo Sierra # 30 en el Centro Histórico (5702 - 5635 / 2616 - 6755 / libreriastauro@prodigy.net.com).

De ahí que entre mis libros siempre recurrentes pa’ no olvidar que ésta vocación es en serio y nunca un hobby de luces, se hallan ‘Juan Belmonte, Matador de Toros’,  de la autoría del sevillano Manuel Chaves Nogales, de Editorial Renacimiento, ‘Seda para mi Muerte’ de la autoría de Luis Gutiérrez y González de K y B Editores, S. A.  y el libro genérico ‘El Diablo y algo más…’ de la autoría del Dr. Rubén Marín de Editorial JUS S. A. cuyo capítulo denominado ‘El Milagro’ le quitaría las ganas de ser novillero a muchos y también al leerlo se aprenderá a respetar a quienes son dignos de ello.

Deje a Matías a un lado de su escalera del tendido 1 alto, agradeciéndole el brindis que le hizo a la cultura editorial y a la popular, porque éste Tío era un verdadero personaje a la española.     
                                                                  
-Búscame mañana temprano por la ‘Puerta de Arrastre’, te voy a traer un regalo de casa, pero ni se te ocurra entrevistarme que ya veo tus intenciones- ¡No! Matías tú no estás pa’ una cuartilla, estas pa’ un libro.

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